martes, 24 de enero de 2012

Carta de Diego Salazar a Fabricio Ojeda





Carta de Diego Salazar a Fabricio Ojeda con motivo de la grabación del disco "Cantata a Fabricio"


Fabricio, entrañable hermano y camarada:

Te escribo esta carta desde el Cuartel San Carlos el día 21 de Junio de 1977. Hace exactamente once años te asesinaron en los calabozos del SIFA y no te hemos olvidado ni un instante, con todo lo que fuiste y sigues siendo para los revolucionarios y los pueblos de Venezuela y el Mundo.

Habrán quienes piensan que la prisión ha afectado mi cordura o es muestra de cursilería esto de escribir a un muerto... No importa lo que se diga o piense de este hecho. El pueblo sabrá comprender que tú y todos los mártires de la liberación nacional y el socialismo, al ofrendar su vida a un ideal de tanta trascendencia, se sembraron en la historia para siempre o lo que es lo mismo: JAMAS MURIERON.

En verdad Fabricio, que perdieron su tiempo quienes te ahorcaron, porque tu aliento sigue siendo vida insurgente y tus huellas se extienden, se multiplican marcando la senda hacia el amado sol. Te ahorcaron para silenciarte y tu voz se ha convertido en enardecida multitud. Te ahorcaron para separarte de nosotros, de tu pueblo y estás en todas partes, como un Dios Humano.

Los segundos han estallado uno tras otro hasta sumar millones, durante estos once años en que seguimos prolongando tenazmente tus luchas implacables. En cada uno de ellos, en una u otra forma ha estado tu nombre FABRICIO. En las fábricas, en los barrios, en las universidades y liceos, en los caseríos y los bosques habita tu recuerdo y también nuestros hijos se llaman como tú FABRICIO.

Vives en la palabra oral y escrita, en la poesía y en la música, en el amor y en la ternura. VIVES EN LA VIDA. Vives en las luchas y en los cantos de fe irrenunciable de los humildes de la tierra: VIVES EN EL TIEMPO, EN EL SOL ROJO DEL MAÑANA Y EN LA CLARIDAD DE UN DIA SIN SOMBRAS.

Por todo esto y por mucho más, que no alcanzo a expresar con las palabras; por todo lo que representas, defiendes y proclamas; porque fuiste a la muerte luchando por la vida y es esa la mejor forma de seguir viviendo, hoy día 21 de Junio queremos hacerte un nuevo homenaje y que lo sea al mismo tiempo y con igual intensidad y emoción, PARA TODOS LOS CAIDOS EN LA LUCHA REVOLUCIONARIA VENEZOLANA Y LATINOAMERICANA. Queremos que sea el canto nuestra manera de expresarnos.

Grabaremos en un disco, canciones del pueblo y para el pueblo. Tu las escucharas FABRICIO, desde la distancia tan cercana de tu relativa ausencia. Tu captaras la profundidad de este mensaje, hermoso, sencillo y a su vez elocuente y firme.

Escucharas la cantata a Fabricio y sentirás hondamente cómo te queremos más y más mientras más sea el tiempo transcurrido desde que te marchaste, en lo que para un revolucionario constituye "un viaje de rutina"; Oirás canciones de los presos políticos, de los irreductibles, tales como corrió, cantor, y a los fugados y seguramente te invadirán recuerdos imborrables, porque mas de una vez conociste la dura pero inigualable vida en prisión y también en una oportunidad te evadiste sensacionalmente de la cárcel de Trujillo, experimentando esa sensación increíble quizás solo comparable a la que siente el ciego que vuelve a ver. Te cubrirán los cantos de los campesinos habitantes de tierras cercanas al pueblito mágico, bello y poético donde naciste. Boconó, y sé que temblarás de emoción inmerso en la profunda sencillez de esas vocees amadas.

Pero no quiero que con esta carta o estas canciones, la nostalgia roce siquiera tu incomparable alegría. Queremos verte siempre con la sonrisa victoriosa del presidente de la Junta Patriótica, allá el 23 de Enero, cuando un aluvión de pueblo y militares dignos produjo el derrocamiento de la tiranía Perezjimenista. Queremos verte siempre con la sonrisa del Fabricio diputado cuando su histórica carta de renuncia al parlamento dijo: "Si yo muero no importa, otros vendrán detrás que recogerán nuestro fusil y nuestra bandera para continuar con dignidad lo que es ideal y deber de todo nuestro pueblo."

Seguro, hermano camarada de siempre y para siempre, que no podemos evitar que nuestra voz se trabe de emoción y las lágrimas violenten el dique de contención que le imponemos en este día. Pero que sean lágrimas alegres, claras, luminosas, las que fluyan y rieguen nuestro suelo patrio con el mensaje triunfal de tu sonrisa.

Finalizo con tu consigna: ¡LUCHAR HASTA VENCER!

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