martes, 15 de febrero de 2011

CAMILO TORRES RESTREPO, VIGENCIA REVOLUCIONARIA

CAMILO SIGUE JUNTO AL PUEBLO.

ENTREVISTA A NICOLAS RODRIGUEZ PRIMER RESPONSABLE DEL ELN



Revista Insurrección 255
lunes, 14 de febrero de 2011

El Sistema Informativo Patria Libre (SINPAL), entrevistó al primer comandante del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista, en este mes de febrero de 2011, a propósito del aniversario de las pérdidas de los comandantes Camilo Torres Restrepo, Manuel Pérez Martínez y Oscar Santos:

Comandante Nicolás, este 15 de febrero de 2011 conmemoramos el 45 aniversario de la muerte del sacerdote, dirigente popular y comandante guerrillero, Camilo Torres Restrepo; en ese entonces, usted era un joven guerrillero, cuando Camilo subió a las montañas de Santander y se hizo guerrillero en octubre de 1965, ¿cómo lo impactó aquel suceso y qué puede decirnos hoy, de esta figura legendaria para el proceso popular y revolucionario?

Comenzando 1965, Camilo subió a la montaña y habló toda una noche con Fabio y Manuel Vásquez Castaño, por esos días me enteré, que aquel hombre, alto blanco y de ojos azules, era el sacerdote Camilo Torres, del que hablaban las noticias, por sus conflictos con la jerarquía eclesiástica.

Recuerdo su amabilidad, su entusiasmo y sencillez y al despedirse nos dijo a todos, fundido en un abrazo de afecto, “pronto estaré con ustedes para que me enseñen el arte guerrillero”.

Luego seguimos escuchando las noticias sobre sus giras por todo el país y de su periódico el Frente Unido llegaron a la guerrilla unos cuantos números. Camilo se fue haciendo leyenda como ídolo popular, hasta que un buen día de Octubre lo vi llegar a nuestro campamento, ubicado en las montañas que separan al municipio de San Vicente con el de Barrancabermeja, en Santander.

La llegada de Camilo, fue todo un acontecimiento y una sorpresa que yo resumiría así: para mí y para casi todos mis compañeros guerrilleros, era normal que un cura, hiciera confesiones, bautizos y celebrara la misa, pero no que se hiciera guerrillero y se involucrara en una guerra; esta ruptura, es lo que convierte a Camilo en símbolo, en leyenda y en guía que le llega al sentimiento popular de una manera llana, horizontal, transparente y auténtica, como corresponde a un verdadero dirigente.

Hoy ha transcurrido casi medio siglo, la juventud que impactó Camilo, no es la de hoy; Colombia no es el país rural que recorrió Camilo, el mundo de hoy ha cambiado notoriamente, alcanzando el modelo capitalista altos niveles en sus métodos de depredación, explotación y dominación.

Camilo le pidió una dispensa al cardenal Concha Córdoba, para hacerse dirigente popular y guerrillero. Las causas por las que Camilo se hizo revolucionario, siguen aquí presentes, metidas en la realidad social, permanecen en las rendijas de los años, en la violencia retrógrada del sistema capitalista colombiano, en el despojo del campesino por reclamar dignidad, del estudiante por pretender una educación auténtica, del defensor de los Derechos Humanos por luchar por un Estado de Derecho, del guerrillero por soñar como Camilo en un mundo de justicia, de cualquier luchador social por discrepar del régimen existente o del indio y el negro por empeñarse en resistir.

Esto es lo que hace que hoy Camilo siga recorriendo las montañas, ciudades, barriadas populares del país y el continente.

Camilo abrió una brecha liberadora, con una manera singular de religiosidad popular, que no han podido borrar ni borrarán las jerarquías católicas que lo condenaron, lo censuraron y lo contradijeron, sencillamente porque Camilo es realidad social presente en el tiempo y en las nuevas generaciones, que siguen en busca de los ideales, por los que se inmoló como parte del sacrificio que pagan los pueblos por alcanzar la justicia y equidad social, la democracia y la autodeterminación.

Camilo es presente y es futuro, es hoy huracán liberador y símbolo, para las mayorías del pueblo colombiano que es cristiano y para todos los que luchamos por un futuro cierto y de realizaciones para todas y todos los colombianos y latinoamericanos.

Comandante Nicolás, usted tuvo la maravillosa oportunidad de convivir y conducir al ELN, al lado del Comandante Manuel Pérez, otro sacerdote que siendo español, dedicó buena parte de su vida a la lucha revolucionaria en Colombia y murió en las filas del ELN, ¿qué nos puede comentar de esa experiencia?

Era 1969, yo me encontraba en el municipio de Maceo en Antioquia, bajo el mando del comandante Manuel Vázquez Castaño y en una de las tantas noches que cumplía mi turno como operador de radiocomunicaciones, recibí un largo mensaje que copie cuidadosamente.

En la mañana siguiente, muy temprano informé al comandante la recepción del mensaje y procedí a quitarle sus sistemas de claves, para saber su verdadero contenido. Allí se precisaba la manera cómo debían recogerse en Bogotá a tres sacerdotes internacionalistas españoles, Manuel Pérez Martínez, Domingo Laín Sanz y José Antonio Jiménez Comín.

De inmediato Manuel despachó una comisión, a buscar al comandante Fabio, que se encontraba por la región de Yondó, Antioquia. Fueron 10 días de caminata de los muchachos, cruzando una espesa selva para llevarle el mensaje a Fabio, quien despachó de inmediato al compañero Rómulo Carvalho, un estudiante universitario antioqueño que recién se había incorporado a la guerrilla.

Rómulo fue interceptado por la inteligencia militar en Bogotá, donde fue brutalmente torturado y asesinado, pero murió guardando el secreto del sitio y mecanismos para contactar a los sacerdotes internacionalistas, a quienes cada día se les agotaba el tiempo cumpliendo tales citas. Otro enlace fue a cumplirles y pronto los sacerdotes llegaron a la guerrilla ubicada en alguna región cercana a Barrancabermeja.

Un año largo después, conocí a Manuel y Domingo, pues su compañero José Antonio, ya había muerto de un paro respiratorio en una travesía guerrillera.

Terminando 1973, finalizando la operación contrainsurgente de Anorí, pude compartir con Manuel cinco meses; él venía de vivir una verdadera odisea al quedarse solo, luego de un asalto del ejército gubernamental a su campamento guerrillero y para contactarse con otra de nuestras guerrillas, debió cruzar la selva de la Serranía de San Lucas, desde el corregimiento de Puerto Claver, sobre el río Nechí en Antioquia, hasta el municipio de San Pablo, a orillas del río Magdalena; esta distancia es más de 100 kilómetros por elevación, que debe multiplicarse por cuatro en marchas guerrilleras y más en el caso de Manuel, que no conocía bien los peligros de la selva. Cuando terminó la travesía, estaba muy delgado y con varias heridas en sus piernas, fruto de aquella aventura, sorteada exitosamente con su coraje, convicciones y mucha seguridad de sí mismo, pues a lo largo de esa selva no había pobladores y Manuel caminó solo por más de 30 días.

Los duros momentos del ELN desde 1973 a 1978, estuvimos en estructuras guerrilleras diferentes y nos encontramos desde 1978, para permanecer juntos en la conducción del ELN hasta 1998, cuando se produce su deceso.

Manuel fue un hombre de gran sensibilidad humana y profundas convicciones revolucionarias, su amor a los desposeídos era infinito, pienso que amó profundamente a su prójimo como auténtico cristiano y estuvo dispuesto a hacer todo lo necesario para cumplir con ello. Para seguir los pasos de Camilo, llegó a América y luego a Colombia para entregar aquí su juventud y su vida.

El ELN lo eligió como su máximo conductor, por dos razones básicamente, su identidad con los lineamientos políticos del ELN y por la confianza absoluta en su fidelidad y compromiso con la causa popular; sobre estas dos bases, él y yo hicimos equipo con el resto de miembros de la conducción nacional y supimos superar los escollos propios de la lucha revolucionaria.

Manuel era incansable, intrépido y de mucha seguridad en sí mismo, a la vez que sabía confiar en los cuadros bajo su conducción; era muy exigente y trabajador. Podemos decir que un defecto como ser humano y conductor, lo expresaba al ser en ocasiones más exigente de lo que podían dar los niveles de algunos compañeros, sobre todo en el nivel de los cuadros o quienes se perfilaban en esa proyección.

Jamás dejó de reconocer sus convicciones religiosas y pienso que el ELN tuvo la madurez para no encontrar en ello, obstáculos para que fuera su máximo conductor. Todos los miembros de la Dirección Nacional aprendimos mucho de él y no hay duda que su muerte dejó un gran vacío porque los grandes dirigentes no encuentran reemplazo. Solo que en la dirección del ELN hemos aprendido a actuar como un equipo y eso permite que la ausencia de un dirigente, pueda ser suplida con el trabajo colectivo de los demás.

Manuel es uno de los grandes internacionalistas de estos tiempos, de los que no opacan los años transcurridos porque como en el caso de Camilo, sus ideales y sueños están intactos en el imaginario popular y guerrillero.

En este 14 de Febrero, aniversario de su partida, rendimos merecido homenaje, siguiendo su ejemplo de conductor inclaudicable por la causa del pueblo, al que amó y por el que dio su vida como destacado cristiano, internacionalista y comandante guerrillero.

Finalmente comandante, ¿cuál fue la trayectoria revolucionaria del comandante Oscar Santos, miembro del Comando Central del ELN, muerto el 11 de febrero de 2005?

Oscar Santos cuyo nombre de pila es Pedro Cañas, era un dirigente estudiantil de la Universidad Industrial de Santander. Los años sesenta lo hicieron un dirigente estudiantil de convicciones revolucionarias, como muchos otros universitarios de entonces y cuando iniciaba su carrera de ingeniería de sistemas hizo contacto con las redes urbanas del ELN, donde se hizo destacado militante.

Mientras estudiaba, conducía la estructura urbana del ELN, conocida como Columna Henry Serrano y cuando la inteligencia enemiga lo detectó como militante del ELN, se incorporó a la guerrilla rural comenzando los años ochenta. Oscar se hizo guerrillero al lado del comandante Manuel y los dos forjaron una profunda confianza política y personal, que le ayudó mucho a Oscar en su proceso revolucionario.

A finales de los ochenta, ascendió a la Dirección Nacional destacándose como conductor revolucionario hasta el 11 de Febrero de 2005, día en que se produjo su muerte a causa de un cáncer estomacal.

Hombre de espíritu crítico, trabajador y exigente, leal y de compromiso profundo por los ideales revolucionarios, se destacó como organizador y realizador firme de las definiciones emanadas de los eventos democráticos, las que defendía y procuraba cumplir a cabalidad. Un defecto de Oscar era no percatarse a tiempo de necesarios ajustes, en la táctica revolucionaria, debido a su apego a las definiciones emanadas de los eventos.

Oscar, le ha dejado a su pueblo, en particular a los estudiantes colombianos, el ejemplo de un dirigente estudiantil que dedica a la causa de los humildes de Colombia su vida y su juventud, como testimonio del camino que deben recorrer los luchadores, que ven en el proceso revolucionario el ineludible sendero para que el pueblo logre sus reivindicaciones. Su ejemplo y presencia estarán presentes hoy, mañana y siempre.


RUMBO AL ESTADO COMUNAL

sábado, 12 de febrero de 2011

Y AHORA EL QUEHACER DEL PUEBLO EN EGIPTO..


¿Un Octubre del mundo árabe?



El discurso pronunciado el jueves por Hosni Mubarak cayó como un balde de agua helada sobre los manifestantes reunidos en la Plaza Tahrir de El Cairo. Había cundido la ilusión de que el vetusto dictador anunciaría su retirada de la vida pública y que abriría las puertas para constituir un “comité de salvación nacional” para hacerse provisoriamente cargo del gobierno, convocar a una asamblea constituyente, establecer una nueva institucionalidad democrática, llamar a elecciones y formar, finalmente, un gobierno legítimo. En lugar de eso Mubarak ratificó su continuidad en el mando hasta las programadas elecciones de septiembre, aún transfiriendo algunas de sus prerrogativas a su vicepresidente Omar Suleimán y otras, no demasiado especificadas, al alto mando militar. De hecho, lo que hizo fue decir al pueblo movilizado desde hacía 17 días que todo había sido en vano. Lo suyo fue una postrera provocación, que en la mente de un argentino no podía sino recordar al absurdo discurso pronunciado por Fernando de la Rúa la noche del 19 de Diciembre del 2001. En ambos casos los mandatarios ya desahuciados pretendieron apagar el incendio arrojando gasolina sobre las llamas. Y así les fue. La formidable reacción que produjo el discurso de Mubarak desencadenó la “tormenta perfecta” tan temida por Hillary Clinton y el tirano egipcio tuvo que fugarse ignominiosamente de El Cairo para poder salvar su pellejo... y su colosal fortuna.

La renuncia de Mubarak significa no sólo su desaparición de la escena pública egipcia sino algo mucho más importante: el derrumbe de un régimen que poco después de la muerte de Nasser, en 1970, se había convertido en el gran gendarme regional de los Estados Unidos y en el paraguas protector de Israel, convalidando con su ascendiente sobre el mundo árabe el lento genocidio de la nación palestina. Tal como escribió uno de los ideólogos del imperio en el New York Times, Thomas Friedman, “Egipto ya nunca volverá a ser lo que fue.” Efectivamente: y ese es el dolor de cabeza que tienen hoy los administradores imperiales porque el delicado tablero geopolítico de Medio Oriente saltó por los aires. Era una mesa de tres patas: Irán, Egipto e Israel. La primera pata fue quebrada por la revolución islámica en 1979; con dos, su inestabilidad se hizo crónica. Removida la pata egipcia, el tablero de la región crucial del planeta en materia petrolera se desbarató irreparablemente. Estados Unidos, sostén financiero y político del régimen por cuarenta años demostró su impotencia cuando las masas egipcias se adueñaron de calles y plazas y tuvo que resignarse a ser un sorprendido espectador de la crisis, una lección de la cual los pueblos de todo el mundo deberían tomar nota.

Ahora, el tantas veces mentado “efecto dominó” dejó de ser una pesadilla de los imperialistas para convertirse en una realidad: no había pasado una hora de conocida la noticia de la renuncia de Mubarak cuando las masas copaban las calles de las principales ciudades de Medio Oriente, y de manera multitudinaria en Argelia, para celebrar la caída del régimen. Ya los tiranos de Jordania y Yemen se habían visto obligados a hacer algunas pequeñas, oportunistas y demagógicas concesiones y en la mismísima Arabia Saudí -donde los partidos políticos están expresamente prohibidos- anteayer se anunció públicamente la formación de uno que, para estupor universal, no fue inmediatamente disuelto y sus líderes encarcelados por el régimen. El rey Abdullah, gran amigo de EEUU y a quien, para delicia del complejo militar-industrial, le acaba de adquirir armamento por valor de 60.000 millones de dólares, está oportunamente poniendo sus barbas en remojo para evitar ser afeitado en seco por sus opositores.

En 18 heroicas jornadas de lucha el pueblo egipcio fue el gran protagonista de un acontecimiento que el viejo Hegel no hubiera dudado de caracterizar como de significación “histórica universal.” Puso una bisagra a la historia moderna del mundo árabe. No se conquistó todavía la democracia, cuyo logro requerirá enormes esfuerzos : una presencia constante en las calles, perfeccionar las estructuras organizativas y forjar una conciencia política, todo lo cual impediría que la victoria popular sea escamoteada por las fuerzas de la reacción, aún agazapadas entre las ruinas del régimen, o en los titubeos de un sector de la oposición que simplemente aspira a liberalizar módicamente al régimen político preservando el modelo neoliberal causante del holocausto social del Egipto contemporáneo. Se ganó una primera gran batalla, pero vendrán muchas más. Este Febrero del 2011 bien podría resultar la reedición de otro, acontecido en 1917, en Rusia, donde también se ganó una crucial batalla que ocho meses más tarde daría nacimiento a una revolución que, con sus logros y sus defectos, cambió el curso de la historia contemporánea. Es demasiado pronto para formular pronósticos de largo plazo. Pero, ¿quién podría ahora atreverse a descartar la posibilidad de que el mundo árabe también tenga su Octubre?

RUMBO AL ESTADO COMUNAL

jueves, 10 de febrero de 2011

DE LOS RESULTADOS EN DAKAR...



Minga Informativa de Movimientos Sociales




FSM Dakar (Senegal) – 10 de febrero de 2011

Declaración de la Asamblea de los Movimientos Sociales

Nosotras y nosotros, reunidos en la Asamblea de Movimientos Sociales, realizada en Dakar durante el Foro Social Mundial 2011, afirmamos el aporte fundamental de África y de sus pueblos en la construcción de la civilización humana. Juntos, los pueblos de todos los continentes, libramos luchas donde nos oponemos con gran energía a la dominación del capital, que se oculta detrás de la promesa de progreso económico del capitalismo y de la aparente estabilidad política. La descolonización de los pueblos oprimidos es un gran reto para los movimientos sociales del mundo entero.

Afirmamos nuestro apoyo y solidaridad activa a los pueblos de Túnez y Egipto y del mundo árabe que se levantan hoy para reivindicar una real democracia y construir poder popular. Con sus luchas, muestran el camino a otro mundo, libre de la opresión y de la explotación.

Reafirmamos con fuerza nuestro apoyo a los pueblos de Costa de Marfil, de África y de todo el mundo en su lucha por una democracia soberana y participativa. Defendemos el derecho a la autodeterminación y el derecho colectivo de todos los pueblos del mundo.

En el proceso del FSM, la Asamblea de Movimientos Sociales es el espacio donde nos reunimos desde nuestra diversidad para juntos construir agendas y luchas comunes contra el capitalismo, el patriarcado, el racismo y todo tipo de discriminación.

En Dakar celebramos los 10 años del primer FSM, realizado en 2001 en Porto Alegre, Brasil. En este periodo hemos construido una historia y un trabajo común que permitió algunos avances, particularmente en América Latina donde logramos frenar alianzas neoliberales y concretar alternativas para un desarrollo socialmente justo y respetuoso de la Madre Tierra.

En estos 10 años vimos también la eclosión de una crisis sistémica, expresada en la crisis alimentaria, ambiental, financiera y económica, que resultó en el aumento de las migraciones y desplazamientos forzados, de la explotación, del endeudamiento, y de las desigualdades sociales.

Denunciamos el rol de los agentes del sistema (bancos, transnacionales, conglomerados mediáticos, instituciones internacionales etc.), que, en búsqueda del máximo lucro, mantienen con diversos rostros su política intervencionista a través de guerras, ocupaciones militares, supuestas misiones de ayuda humanitaria, creación de bases militares, saqueos de los recursos naturales, la explotación de los pueblos, y manipulación ideológica. Denunciamos también la cooptación que estos agentes ejercen a través de financiamentos de sectores sociales de su interés y sus prácticas asistencialistas que generan dependencia.

El capitalismo destruye la vida cotidiana de la gente. Pero a cada día nacen múltiples luchas por la justicia social, para eliminar los efectos que dejó el colonialismo y para que todos y todas tengamos una digna calidad de vida. Afirmamos que los pueblos no debemos seguir pagando por esta crisis sistémica y que no hay salida a la crisis dentro del sistema capitalista!

Reafirmando la necesidad de construir una estrategia común de lucha contra el capitalismo, nosotros, movimientos sociales:

Luchamos contra las trasnacionales porque sostienen el sistema capitalista, privatizan la vida, los servicios públicos, y los bienes comunes, como el agua, el aire, la tierra, las semillas, y los recursos minerales. Las transnacionales promueven las guerras a través de la contratación de empresas militares privadas y mercenarios, y de la producción de armamentos, reproducen prácticas extractivistas insostenibles para la vida, acaparan nuestras tierras y desarrollan alimentos transgénicos que nos quitan a los pueblos el derecho a la alimentación y eliminan la biodiversidad.

Exigimos la soberanía de los pueblos en la definición de nuestro modo de vida. Exigimos políticas que protejan las producciones locales que dignifiquen las prácticas en el campo y conserven los valores ancestrales de la vida. Denunciamos los tratados neoliberales de libre comercio y exigimos la libre circulación de seres humanos.

Seguimos movilizándonos por la cancelación incondicional de la deuda pública de todos los países del Sur. Denunciamos igualmente, en los países del Norte, la utilización de la deuda pública para imponer a los pueblos políticas injustas y antisociales.

Movilicémonos masivamente durante las reuniones del G8 y G20 para decir no a las políticas que nos tratan como mercancías!

Luchamos por la justicia climática y la soberanía alimentaria. El calentamiento global es resultado del sistema capitalista de producción, distribución y consumo. Las transnacionales, las instituciones financieras internacionales y gobiernos a su servicio no quieren reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Denunciamos el “capitalismo verde” y rechazamos las falsas soluciones a la crisis climática como los agrocombustibles, los transgénicos y los mecanismos de mercado de carbono, como REDD, que ilusionan a poblaciones empobrecidas con el progreso, mientras privatizan y mercantilizan los bosques y territorios donde han vivido miles de años.

Defendemos la soberanía alimentaria y el acuerdo alcanzado en la Cumbre de los Pueblos Contra el Cambio Climático y por los Derechos de la Madre Tierra, realizada en Cochabamba, donde verdaderas alternativas a la crisis climática han sido construidas con movimientos y organizaciones sociales y populares de todo el mundo.

Movilicémonos todas y todos, especialmente el continente africano, durante la COP-17 en Durban, Sudáfrica, y la Río +20, en 2012, para reafirmar los derechos de los pueblos y de la Madre Tierra y frenar el ilegítimo acuerdo de Cancún.

Defendemos la agricultura campesina que es una solución real a la crisis alimentaria y climática y significa también acceso a la tierra para la gente que la vive y la trabaja. Por eso llamamos a una gran movilización para frenar el acaparamiento de tierras y apoyar las luchas campesinas locales.

Luchamos contra la violencia hacia la mujer que es ejercida con regularidad en los territorios ocupados militarmente, pero también contra la violencia que sufren las mujeres cuando son criminalizadas por participar activamente en las luchas sociales. Luchamos contra la violencia doméstica y sexual que es ejercida sobre ellas cuando son consideradas como objetos o mercancías, cuando la soberanía sobre sus cuerpos y su espiritualidad no es reconocida. Luchamos contra el tráfico de mujeres, niñas y niños.

Defendemos la diversidad sexual, el derecho a autodeterminación de género, y luchamos contra la homofobia y la violencia sexista.

Movilicémonos todos y todas, unidos, en todas las partes del mundo contra la violencia hacia la mujer.

Luchamos por la paz y contra la guerra, el colonialismo, las ocupaciones y la militarización de nuestros territorios. Las potencias imperialistas utilizan las bases militares para fomentar conflictos, controlar y saquear los recursos naturales, y promover iniciativas antidemocráticas como hicieron con el golpe de Estado en Honduras y con la ocupación militar en Haiti. Promueven guerras y conflictos como hacen en Afganistán, Irak, la República Democrática del Congo y en varios otros países.

Intensifiquemos la lucha contra la represión de los pueblos y la criminalización de la protesta y fortalezcamos herramientas de solidaridad entre los pueblos como el movimiento global de boicot, desinversiones y sanciones hacia Israel. Nuestra lucha se dirige también contra la OTAN y por la eliminación de todas las armas nucleares.

Cada una de estas luchas implica una batalla de ideas, en la que no podremos avanzar sin democratizar la comunicación. Afirmamos que es posible construir una integración de otro tipo, a partir del pueblo y para los pueblos y con la participación fundamental de los jóvenes, las mujeres, campesinos y pueblos originarios.

La asamblea de movimientos sociales convoca a fuerzas y actores populares de todos los países a desarrollar dos acciones de movilización, coordinadas a nivel mundial, para contribuir a la emancipación y autodeterminación de nuestros pueblos y para reforzar la lucha contra el capitalismo.

Inspirados en las luchas del pueblo de Túnez y Egipto, llamamos a que el 20 de marzo sea un día mundial de solidaridad con el levantamiento del pueblo árabe y africano que en sus conquistas contribuyen a las luchas de todos los pueblos: la resistencia del pueblo palestino y saharaoui, las movilizaciones europeas, asiáticas y africanas contra la deuda y el ajuste estructural y todos los procesos de cambio que se construyen en América Latina.

Convocamos igualmente a un día de acción global contra el capitalismo el 12 de octubre donde, de todas las maneras posibles, rechazaremos ese sistema que destruye todo a su paso.

Movimientos sociales de todo el mundo, avancemos hacia la unidad a nivel mundial para derrotar al sistema capitalista!!

Nosotras y nosotros venceremos!!!



RUMBO AL ESTADO COMUNAL

martes, 8 de febrero de 2011

LA VISTA PUESTA EN EL AFRICA...


África concentra los debates de la crisis mundial



Es un dato de la realidad que África concentra en estas horas los debates sobre la coyuntura de la crisis de la economía mundial. Es un hecho la crisis egipcia, y la de los países vecinos del norte del continente africano y del Medio Oriente, junto a los temas y los desafíos que propone la reunión del Foro Social Mundial (FSM) en Dakar, entre el 6 y el 11 de febrero. (1)

Lo que está en discusión en ambos casos, en la crisis egipcia y la de sus vecinos, y en el debate del FSM, es el proceso de alternativas y emancipaciones. ¿Qué rumbo? ¿Hacia dónde se orientan los acontecimientos? ¿Qué futuro para el orden local, regional y mundial?

Está mencionado el problema en plural (alternativas y emancipaciones) ante la ausencia de una sola mirada de superación sobre la crisis de la economía mundial, de los problemas específicos de cada país o región, tanto como por una pluralidad de enfoques de los diferentes actores sociales y políticos, de los movimientos y sujetos que actúan en la coyuntura, que son millones movilizados en Egipto para desplazar al dictatorial y corrupto gobierno de Mubarak, y unas cuantas decenas de miles en Senegal (en representación también de millones), en el cónclave mundial de los movimientos sociales que pugnan contra la globalización capitalista y por otro mundo posible. ¿Qué futuro para esas luchas y discusiones concretas de estos días?

Por eso, Estados Unidos y la comunidad internacional del poder intenta cambios en Egipto sin ruptura de lo esencial, la funcionalidad de la región a la acumulación capitalista. Así, resulta imprescindible para los pueblos la discusión asociada a las motivaciones y prácticas sociales para considerar nuevos modelos productivos y de desarrollo; necesidad agigantada por la continuidad y profundidad de la crisis de la economía mundial y el territorio del debate y el conflicto actual, el sur del mundo.

El empobrecimiento es resultado del capitalismo

La continuidad de los efectos regresivos de la crisis mundial, medidos en desempleo y miseria se asocia a lo concreto del empobrecimiento de la mayoría de la población africana, continente que concentra el 20% del territorio mundial, un 16% de la población global, más de 1.200 millones de habitantes, y lidera todas las estadísticas de empobrecimiento en el ámbito mundial, siendo una tierra promisoria en recursos naturales o bienes comunes. En el Informe de Desarrollo Humano 2010 del Proyecto Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD se puede observar como las pérdidas en el desarrollo humano debido a la desigualdad son más altas en África Subsahariana, Asia Meridional y los Estados Árabes. (2

El oro, los diamantes, el petróleo y la minería concentran el interés de un territorio escasamente explotado, donde el atraso se vincula a la explotación de materias primas en condiciones infrahumanas de sus trabajadores y una dependencia de las inversiones del capital transnacional. El resultado en materia de división internacional del trabajo es conocido por el balance comercial, de especialización primaria en las exportaciones e importador de bienes industriales ante un escaso desarrollo industrial propio, además, concentrado entre los principales países donde hoy el conflicto es visible. No muy distinto de lo que ocurre en los países del sur del mundo y que se manifiesta como modelo extractivo o concentrado en la explotación de recursos primarios en la región latinoamericana.

Las transnacionales buscan superar sus problemas de rentabilidad, con mayor explotación de la fuerza de trabajo y de los recursos naturales, sean en la zona del Amazonas, en la Cordillera de los Andes, en el territorio africano, o en cualquier lugar del planeta que le provea los elementos imprescindibles para el proceso de trabajo.

La información que hoy se procesa sobre el conflicto en los países africanos se asocia a las reivindicaciones democráticas y la presencia de regímenes dictatoriales, mucho menos a las discusiones económicas de un orden socioeconómico funcional a las necesidades del capital transnacional y el poder económico mundial. Por ello resulta interesante que el FSM vuelva al territorio africano. Antes, en el 2007 en Nairobi, y ahora en Dakar, Senegal.

Más de 45.000 personas de todo el mundo se reúnen para considerar el presente y pensar críticamente el futuro. Entre los presentes en el cónclave destacan los presidentes de Guinea (África al Sur del Sahara), Alpha Condé, y el de Bolivia, Evo Morales. Este será el onceno FSM, siendo muy distinta la realidad del 2001 cuando la saga se inauguró en Porto Alegre. La situación de ascenso neoliberal que marcaba el cambio de siglo, del XX al XXI, contrasta con el desconcierto que provoca la crisis mundial. Es cierto que se agigantan las presiones de liberalización de la economía mundial, tal como revelan las conclusiones de la reunión de Davos la semana pasada, al mismo tiempo que coloca en discusión “el qué hacer” de los pueblos.

Es que las resistencias a la globalización capitalista generaron una nueva situación, especialmente en la América Latina, con renovación de la lucha por el socialismo en Cuba y nuevas significaciones en la lucha por el socialismo, que emergen de los procesos venezolanos y bolivianos. A ello se suma una diversidad de procesos difíciles de sintetizar, donde el debate no termina de sustentarse en términos anticapitalistas, para situarse como mucho en una perspectiva discursiva anti neoliberal. Es un rumbo que no termina de generar las rupturas necesarias con la institucionalidad generada en los 80´ y 90´. El ex Presidente de Chile Ricardo Lagos sugiere que “Lula se encontró con una estrategia impulsada por su antecesor –Fernando Henrique Cardoso- quien, ya como ministro de Hacienda introdujo el Plan Real hace veinte años…” (3 Más allá de la intencionalidad política de Lagos por indiferenciar diferentes momentos del desarrollo histórico del Brasil, lo cierto es la continuidad de una institucionalidad gestada bajo hegemonía neoliberal.

Un debate central en el seno del FSM se concentra en la efectividad de la lucha política del movimiento global contra el capitalismo. Una parte de la conducción del movimiento ha sido efectiva hasta ahora para limitar la capacidad de articulación de una iniciativa política compartida. En ese sentido se valora el intercambio y la horizontalidad de unas relaciones mutuas entre los participantes. En aras de esa concepción de aprendizaje y experiencias a compartir, se resigna la posibilidad de acción colectiva para transformar la agresiva campaña del capital transnacional contra los trabajadores y los pueblos del mundo. El empobrecimiento genera experiencias de desarrollo alternativas y procesos de emancipaciones, que deben articularse para una acción común. El intercambio es insuficiente. (4
¿Qué hacer con la hipoteca del endeudamiento externo?

Pese a los programas de disminución de la deuda africana, de sus países más empobrecidos, la carga de intereses y capital ahoga toda perspectiva de superación del empobrecimiento africano. La discusión sobre la deuda concentra buena parte de las discusiones en Dakar. Los ejemplos latinoamericanos serán de especial consideración, especialmente el caso de la auditoria ecuatoriana que devino en la anulación de una parte de las deudas de ese país. El caso de la negociación de la deuda argentina merece también consideración, tanto por el largo proceso de cesación de pagos (que favoreció la posibilidad al crecimiento económico), como por la quita realizada oportunamente, en 2005 y recientemente en 2010. Claro que pese a los ejemplos mencionados, la cuestión de la deuda subsiste y se convierte en un instrumento de chantaje y condicionamiento de las políticas
locales. La mayoría de los países del sur del mundo registran disminuciones relativas del stock de deuda sobre el PIB, en el mismo momento que ocurre lo contrario entre los países capitalistas desarrollados. (5) Todo indica que el costo de esa situación es y será crecientemente transferido a los países del sur del mundo, elevando la exigencia por argumentar sobre el carácter ilegitimo e ilegal de unas deudas largamente pagadas por los pueblos y que deben ser anuladas.

El endeudamiento está asociado a los instrumentos de disciplinamiento del poder mundial y por eso en el FSM se discutirá qué hacer ante los organismos internacionales, revitalizados por el G20 en la coyuntura de crisis. Más específicamente se analiza el tema del CIADI, destacando la política boliviana de denuncia del vínculo de ese país con un ámbito del poder mundial para canalizar las demandas de las transnacionales sobre los países soberanos. En rigor, no solo se trata de discutir al FMI, al Banco Mundial, al CIADI u otros ámbitos del poder mundial, sino de avanzar en perspectivas alternativas, caso de la necesaria nueva arquitectura financiera a escala global, donde el Banco del Sur u otras iniciativas adquieren relevancia, tanto como el debate que habilita la crisis sobre el fin de la hegemonía del dólar y la necesidad de analizar soberanamente, nacional y regionalmente los instrumentos de intercambio validados internacionalmente. Ello supone desde la implementación de tributos globales contra la especulación, la circulación de capitales; la eliminación de los paraísos fiscales; y el establecimiento de nuevas relaciones monetarias contra el imperio del dólar o la guerra actual propiciada por las monedas hegemónicas.

Egipto, su rebelión popular en el norte de África y el debate en el FSM, atraviesan todas las discusiones y reflexiones en torno al momento, del cruce de la crisis y las posibilidades de transformación social y económica. Es un debate que se proyecta sobre la distribución del ingreso y la riqueza socialmente generada, contra la desigualdad y por resolver históricamente el desbalance de las posibilidades del desarrollo económico contemporáneo y las concretas condiciones de vida denunciada por la FAO, donde 1.020 millones de personas del planeta sufren hambre. La discusión es por la democratización de la vida cotidiana y el orden social vigente en crisis, del capitalismo en crisis. Ello supone discutir qué hacer con los recursos naturales o bienes comunes. ¿Qué hacer con el agua y la tierra? ¿Quién los explota y cómo? ¿En beneficio de quién o de quiénes? ¿Cómo se sustenta la vida de las personas, las especies, para hoy y para el futuro? ¿Qué posibilidad de cooperación, integración y articulación de los pueblos del mundo para atender la realidad de crisis y empobrecimiento?

La soberanía está en discusión. La soberanía alimentaria, energética o financiera. La capacidad de establecer un orden diferente al de la explotación que hoy vive una de sus crisis y que desafía a los trabajadores y pueblos del mundo a construir una nueva realidad, que al decir del FSM se manifiesta como el objetivo de “otro mundo posible”.

Notas:

1) http://www.forumsocialmundial.org.br/

2) Ver figura 5.2, consultado el 6 de febrero de 2011, en: http://hdr.undp.org/es/informes/mundial/idh2010/resumen/desigualdad/

3) Ricardo Lagos. Lula, el obrero que construyó el país. Clarín domingo 6 de febrero de 2011, página 32.

4) Emir Sader. El próximo Foro Mundial y los eventos de Egipto. Página 12 del Domingo 6 de febrero de 2011. Consultado el 6-02-11 en: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-161833-2011-02-06.html

5) Amplia información en el sitio del Banco Mundial: http://datos.bancomundial.org/

Julio C. Gambina es Profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, UNR. Profesor de posgrado en varias universidades públicas de la Argentina y del exterior. Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP. Integrante del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO.

Fuente:
http://www.argenpress.info/2011/02/africa-concentra-los-debates-de-la.html



RUMBO AL ESTADO COMUNAL

sábado, 5 de febrero de 2011

APRENDER DE LA HISTORIA Y LOS PROCESOS... NUESTRA TAREA




Túnez y Egipto: Crisis capitalista y rebelión popular




Los portentosos acontecimientos que vienen ocurriendo en el norte de África y el Medio Oriente, protagonizados especialmente por los pueblos de Túnez y Egipto, que parecen extenderse a otros países de la región, exigen un esfuerzo de interpretación por todos aquellos que – de una u otra manera – luchamos por impulsar transformaciones estructurales en la sociedad humana.

La significación histórica de la rebelión popular que ya derrocó al dictador Ben Alí y que tiene contra las cuerdas al autócrata egipcio Husni Mubarak, va más allá de lo que pueda suceder en el corto plazo en cada uno de estos países. Su trascendencia se explica porque se presentan en el marco – y como consecuencia – de múltiples factores económicos, sociales, culturales y políticos, que hacen parte de la profunda crisis sistémica que sufre el capitalismo “senil”. [1]

Pero además, esos extraordinarios levantamientos populares involucran a una serie de países que están muy cerca de Europa. El ímpetu y espíritu revolucionario de los pueblos movilizados ya está influyendo en la población europea y en los millones de inmigrantes que hoy sufren los rigores de la crisis económica. Ésta ha golpeado con fuerza a todos países de ese continente. Sus gobiernos aprueban normas laborales discriminatorias que agudizan las condiciones de vida de los inmigrantes y de los trabajadores autóctonos como el libre despido, recorte del subsidio al desempleo, más años laborales para los ancianos y creciente desempleo juvenil, pensión a 66 años, y muchas más, que reducen el consumo per-cápita e incrementan las condiciones de sobre-explotación económica, hundiéndolos en la miseria y la desesperación.

Así mismo, estos pueblos que hoy se alzan contra la dictadura, contra el desempleo, por libertades políticas y amplias oportunidades para definir su destino, están situados en la región más estratégica del planeta. Son parte del continente más degradado, expoliado y humillado por los imperios capitalistas que es África; Egipto es el ombligo del mundo árabe y musulmán; son pueblos y países en la médula del conflicto árabe-israelí; el principal núcleo productor del petróleo mundial está ubicado en esa región; tienen el control sobre el canal del Suez; y sus conexiones con Asia y el mundo entero están a la vista. Lo que suceda en estos países va a tener una influencia planetaria.

El contenido del alzamiento

De acuerdo a las noticias que llegan de esos países el contenido de las principales reivindicaciones que se han planteado en esta fase del movimiento tiene un carácter – por ahora [2] – democrático-burgués. El derrocamiento de las elites corruptas y dictatoriales, elecciones libres, liquidación de los aparatos de persecución política, castigo a los malversadores de los presupuestos públicos, liberación de presos políticos, son las más escuchadas.

Sin embargo, en el trasfondo de esas exigencias, lo que detonó el alzamiento, son las condiciones económicas de amplios sectores de la población, el desempleo, la inestabilidad laboral, la pobreza, el encarecimiento de los alimentos, la falta de oportunidades para desarrollar plenamente sus capacidades creativas y laboriosas. Un nuevo proletariado “informalizado” – que ha vivido y trabajado en Europa –, con estudios técnicos y profesionales, con acceso a la información y a medios digitales, y el estudiantado que está preparándose para una vida laboral precaria y sobre-explotada, son los sujetos sociales más conscientes que han estado a la cabeza de la revuelta social.

Con cierta sorpresa vemos desde América Latina que no están en la mira los intereses imperiales de los EE.UU. A pesar que los dos dictadores de marras han sido mantenidos por el gobierno estadounidense no se observa que la gente identifique sus problemas con la exacción de sus recursos y riquezas naturales por parte de las transnacionales capitalistas. Se percibe más bien el criterio de que han sido los gobiernos autoritarios los que han utilizado mal la “ayuda norteamericana” y que algunas reformas democráticas resolverán los problemas.

¿Cuál sería la explicación a este hecho cuando el gobierno estadounidense ha sostenido a Israel en su agresión contra sus hermanos árabes de Palestina? ¿Qué situaciones han vivido estos pueblos para que los actuales pobladores no coloquen la reivindicación nacional contra el Estado hebreo en primer lugar? ¿Cómo entender que el ejército egipcio, que está armado hasta los dientes por el imperio gringo, tenga un respaldo casi unánime entre el pueblo egipcio por su defensa de la Nación?

No es fácil responder estos interrogantes que – por lo espinosos –, pocos se atreven a plantear. Sin embargo, con la posibilidad de errar me atrevo desde la distancia a plantear una tesis: El pueblo árabe en general, y el egipcio en particular que - suministra el 40% del gas consumido por Israel -, no está dispuesto a sacrificarse en una nueva guerra contra ese país, cuando las elites oligárquicas han utilizado el nacionalismo árabe para engañar a los pueblos, negocian a manos llenas con los EE.UU. y Europa, mientras – cuando les conviene – alientan el anti-semitismo de palabra.

Por esa misma razón, las tácticas del “extremismo islámico” anti-norteamericano han llegado a un momento de fuerte desgaste en la mayoría de países árabes, y mucho más en aquellos con una fuerte influencia del estilo de vida occidental. La consigna de Irán y Hamas de destruir el Estado de Israel ha ido perdiendo fuerza. Los métodos terroristas mueven a pobladores radicalizados fanáticos musulmanes pero amplios sectores de la juventud árabe y musulmán no están dispuestos a inmolarse por su religión o apoyar la llamada “guerra santa” (Yihad).

Pero además, la dictadura de Mubarak ha utilizado los errores en los métodos de lucha de los extremistas islámicos para justificar la represión contra todo opositor al régimen, y ello obliga a las masas rebeldes de hoy, a privilegiar objetivos que unifiquen al grueso del pueblo y evitar aspectos que debiliten el frente contra la dictadura oprobiosa y corrupta. Es una táctica correcta: la reivindicación nacional debe mantenerse, por la defensa y el derecho de los palestinos a tener un Estado autónomo e independiente, pero tácticamente hay que unificar al pueblo para salir del títere pro-gringo (Mubarak) y en la medida en que las contradicciones se agudicen, desenmascarar al verdadero “titeretero” imperialista. [3]

El contenido de las actuales luchas de los pueblos árabes del norte de África y Medio Oriente es resultado de un particular entrelazamiento de luchas económicas y luchas políticas. Por ahora, la reivindicación de la república democrática, laica y moderna gana fuerza, pero al igual que todas las revoluciones, sólo es el primer acto de una obra que está protagonizando un nuevo tipo de proletariado (informalizado, precarizado, desempleado) que hoy es una fuerza latente y presente en todos los procesos de cambio del mundo entero.

Las formas de lucha

Toda revolución debe ser caracterizada no sólo por sus contenidos – que en gran medida expresan las fuerzas sociales en acción –, sino también por los métodos y formas de lucha que los pueblos utilizan para obtener sus fines.

En América Latina, sobre todo en el mundo andino (Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia), el pueblo acude a la movilización y bloqueo de carreteras para paralizar la economía y generar las crisis políticas que han desencadenado el derrocamiento de varios presidentes (Lozada en Bolivia; Bucaram, Mahuad y Gutiérrez en Ecuador).

Es un método utilizado por las comunidades agrarias que no pueden paralizar centros de producción estratégicos y recurren a ese método para impactar la economía. Esa forma de lucha usada para derrocar mandatarios neoliberales ha sido complementada con una amplia participación en elecciones respaldando gobiernos nacionalistas y democráticos, seguida de la convocatoria de Asambleas Constituyentes para re-confirmar un mandato popular a los presidentes elegidos. La última movilización contra una medida de su presidente Evo Morales (“gasolinazo”), indica que los pueblos se mantienen alerta y que empiezan a generar espacios de “contra-poder” a fin de garantizar y empujar el avance de los procesos de cambio.

Hemos visto que en los países árabes comprometidos en la actual revolución democrática y popular, las protestas iniciales han estallado de manera “espontánea” frente a hechos como la inmolación del estudiante y vendedor ambulante Mohamed Bouazizi, o la conmemoración del aniversario de la muerte de un joven egipcio, Khaled Said, quien fue asesinado a golpes por la policía en la ciudad portuaria mediterránea de Alejandría el año pasado. La verdad es que los acumulados de luchas de décadas enteras, explosionan en un momento dado, cogiendo por sorpresa a todo el mundo.

Las marchas de protesta fueron convocadas entre algunos sectores usando la red de Internet y las denominadas “redes sociales”, pero ello ocurrió en los primeros momentos. El gobierno bloqueó la red digital y los teléfonos móviles pero el movimiento ya se había desencadenado y hoy es un proceso imparable que compromete a las mayorías de Egipto, como sucedió recientemente en Túnez. La forma de lucha es eminentemente pacífica, se convocan multitudinarias concentraciones en plazas públicas con relevancia patriótica y se impulsa un movimiento consciente de confraternización con el ejército con el fin de aislar al dictador Mubarak y a la elite corrupta que lo rodea. Los enfrentamientos fuertes han sido con la policía.

Estos métodos son propios de ese proletariado “informalizado” que es el resultado de más de 30 años de neoliberalismo. Poco a poco empujan con la movilización de calle a los trabajadores del Estado y a la clase obrera de renglones productivos “centralizados” a sumarse al movimiento y a rematar con la huelga general que amenace con parar los suministros de materias primas (hidrocarburos) a los centros de poder capitalista. Las clases medias, que también han sido golpeadas por las políticas anti-nacionales y corruptas de esos gobiernos también se suman a las protestas. Los sectores populares más golpeados y “lumpenizados”, aprovechan el ambiente para realizar saqueos y desórdenes que muchas veces son alentados por los mismos gobiernos para justificar la represión militar violenta.

No sabemos si las fuerzas políticas progresistas y revolucionarias tengan la fuerza – o la desarrollen rápidamente –, para poder competir en el terreno de las elecciones con quienes desde posiciones “moderadas”, conciliadoras o claramente reaccionarias, quieren colocar en los gobiernos a sus agentes pro-imperialistas, pro-capitalistas y neoliberales para contener el avance de la revolución. Es posible que en el corto plazo no les alcance pero la cadena ya se ha soltado. Los “gobiernos de transición” que mantengan las políticas imperantes no podrán resolver los problemas y la lucha de los pueblos va a seguir abriendo nuevas brechas. Estamos seguros de ello.

Lo importante es seguir la táctica revolucionaria que nos enseñaron los bolcheviques en los momentos de tensión revolucionaria: un programa mínimo revolucionario; una permanente denuncia de los intereses imperialistas y de la burguesía entreguista; una labor educativa sistemática sobre la incapacidad de los gobiernos capitalistas para resolver los problemas del pueblo; y luchar por construir expresiones de poder autónomas e independientes que agrupen a los trabajadores y masas explotadas.

Las revoluciones en desarrollo y la crisis capitalista mundial

Estos levantamientos populares se presentan en un momento en donde la crisis capitalista es de tal dimensión que “una chispa puede incendiar la pradera”.

Podemos afirmar que la crisis económica que vive el mundo capitalista y la humanidad en general, es de nuevo tipo. Coinciden y crecen los efectos perversos de la especulación financiera; la crisis fiscal de los gobiernos del mundo desarrollado es cubierta con papeles de deuda que aplazan levemente la caída de los países que están en turno y aceleran la quiebra de aquellos que aparentemente se habían salvado del efecto dominó; los recursos energéticos de origen fósil se encarecen aceleradamente a medida que se acerca el plazo de su agotamiento; el desequilibrio ambiental y el calentamiento global se dejan sentir con mayor fuerza ocasionando graves desastres, inundaciones y deslaves, causando graves sufrimientos a los pueblos de todos los continentes, azotando las siembras y cosechas de los alimentos que escasean y encarecen sus precios vertiginosamente; el complejo industrial y militar capitalista no puede aceptar los cambios urgentes que todos los científicos proponen para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, dado que toda su estructura gira alrededor de la “química del petróleo” y la industria automovilística es el corazón de ese complejo corporativo; las mafias capitalistas se refugian en la economía ilegal de las drogas, el tráfico de insumos y armas, el lavado de activos, la “trata” de personas, para mantener sus enormes ganancias; y en general, la sobre-explotación de los trabajadores y la rapiña por el oro y otros minerales preciosos convierte a nuestros países en receptores de inmensas inversiones que acaban con nuestras economías, re-primarizando la producción y destruyendo lo poco que queda de industrias “propias”.

Las consecuencias para los trabajadores, los pueblos y las naciones subordinadas son de una dimensión aterradora. El desempleo, la pobreza, el hambre, la pauperización de millones de personas, obligan a los pueblos a rebelarse. El tamaño y la profundidad de la crisis nos obligan a re-pensar la estrategia. Los procesos de cambio que encabezan en América Latina los pueblos y gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, están siendo ahogados económicamente por la dinámica global de la crisis mundial. La integración entre países de la región puede ser un importante punto de apoyo para resistir pero no resuelve el problema de fondo, dado que nuestras economías hacen parte de los circuitos de consumo de materias primas, nos han debilitado el aparato productivo, no contamos con plena seguridad alimentaria, y amplios sectores de nuestra población viven de la distribución de servicios que están ligados a la economía capitalista globalizada, como los sistemas de comunicación, el transporte, el comercio mundial, y demás sectores que hacen parte de nuestra “informalidad”.

La amenaza de la guerra está latente. Importantes grupos de capitalistas vienen deslizando grandes capitales hacia la industria militar, las proyecciones de destrucción-reconstrucción de países enteros que están en la mira de los guerreristas hacen parte de los portafolios de los poderosos contratistas estadounidenses y europeos, los proyectos de atención de desastres se han convertido en un nuevos escenario de inversión capitalista y de apropiación de nuevos territorios, y en fin, el capital se revuelca en el fango de la desgracia humana buscando nuevas y mayores ganancias.

Por ello, los revolucionarios del mundo entero debemos revisar nuestra acción política. Es necesario y urgente elaborar y divulgar un programa mínimo de carácter internacional, que sirva de referente para los nuevos levantamientos que están organizando los pueblos. Se necesita una visión de conjunto que nos permita impulsar una estrategia y unas tácticas verdaderamente revolucionarias. Es urgente identificar con toda claridad ese nuevo proletariado que insurge en la lucha de los pueblos y que al igual que el proletariado industrial en sus tiempos mozos “no tenía nada qué perder y sí un mundo nuevo por ganar”.

Las posiciones conciliadoras que intentan contener la revolución en desarrollo y ocultar las causas de los problemas económicos y sociales, deben ser desnudadas en todos los escenarios. Las lecciones de estos acontecimientos nos reafirman para decir que los pueblos nos enseñan y que no podemos ser inferiores a los retos que la dinámica de la crisis capitalista y de las luchas revolucionarias nos imponen.

En el análisis de la crisis del capitalismo mundial están las pistas para armar ese programa mínimo revolucionario que oriente todas las luchas, les ponga un norte, y estimule a los trabajadores y pueblos del mundo a avanzar hacia la derrota definitiva del imperialismo y del capitalismo depredador. No existe otra salida.


[1] Concepto desarrollado por Samir Amin y Jorge Berstein.

[2] ¡Por ahora! Pronto se endilgará al FMI la falta de pan, se querrá revisar los contratos con las multinacionales. ¡Los votos no llenan las barrigas! No es solo una crisis de la “representación política” –como quieren los “occidentales” -, es un problema de desempleo, renta social, consumos. (Nota de T.P.)

[3] Ver: Michel Chossudovsky. “Los dictadores no dictan, obedecen órdenes”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=121483


RUMBO AL ESTADO COMUNAL




viernes, 4 de febrero de 2011

SIGUE TEMBLANDO EL MEDIO ORIENTE...



Crisis en Egipto
Muertos vivientes con licencia para matar

Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


El Faraón Mubarak tenía que demostrar una vez más que es una verdadera súper estrella de la “guerra contra el terror”. Cuesta abandonar las viejas costumbres. Ahora desata el terror contra su propio pueblo.

Era sólo cuestión de tiempo antes que el mubarakismo lanzara a sus escuadrones de matones y pistoleros a sueldo para tratar de aplastar el poder popular. A falta de “caos” en las calles –en contraste con la “estabilidad” del régimen–, se fabrica mediante el uso de burdas técnicas de dividir para gobernar. Si como ha dicho el opositor Mohamed El Baradei, Mubarak es ahora “un muerto viviente”, ¿qué se puede decir de su ejército de zombis, salido directamente de la película El regreso de los muertos vivientes?

El régimen fabricó toda una escenografía. Pandillas a sueldo; convoyes organizados en camionetas; bandas llevadas en autobuses blandiendo machetes; agentes provocadores que lanzaban cócteles molotov desde los techos de alrededor del Museo Egipcio; matones que invadieron la Plaza Tahrir para golpear a la gente, algunos a caballo e incluso –un barato truco orientalista digno de una película de tercera– montados en camellos, restallando látigos.

El coeficiente intelectual promedio debe haber sido de unos 50, ya que los manifestantes capturaron a docenas de matones que llevaban sus tarjetas de identidad de la policía o que confesaron que les habían pagado unas pocas miserables libras egipcias para que causaran disturbios. Mohamed Abel Dayem, el coordinador del programa para Medio Oriente y el Norte de África del Comité para Proteger Periodistas, subrayó que el mubarakismo generó “una serie de ataques deliberados contra periodistas realizados por turbas pro gubernamentales”.

Y entonces, en el silencio de la noche, vino el terror puro, no mitigado, provocado por el Estado: el mubarakismo levantando su verdadera cruel cabeza. Fuertes tiroteos esporádicos; el ruido inconfundible de disparos de francotiradores; los tanques que rodeaban la Plaza Tahrir para protegerla desaparecieron extrañamente; los manifestantes sitiados y bajo tiros de ametralladoras, rodeados por escuadrones de matones enmascarados de Mubarak.

Es un hecho que no presagia nada de bueno. Incluso sin utilizar al ejército –que parece haberse “disuelto” como la policía lo hizo durante el fin de semana pasado–, el mubarakismo parece capaz de movilizar una inmensa cantidad de marginados que dependen del régimen, del aparato de represión del ministerio del Interior formado por más de 1,5 millones de personas, incluido un ejército de informantes, a los que hay que añadir los tres millones de afiliados al Partido Nacional Democrático (NDP) del mubarakismo. Esa megaturba está aterrorizada ante la idea de perder las migajas tiradas por la dictadura en la forma de un trabajo seguro para el gobierno y unas pocas conexiones.

El Faraón, sin embargo, no recibe migajas. Según una mezcla de fuentes de EE.UU., Siria y Argelia, su fortuna personal asciende a no menos de 40.000 millones de dólares, robados del tesoro público en la forma de “comisiones” por las compras de armas, por ejemplo. El Faraón controla muchos bienes raíces, especialmente en EE.UU.; cuentas en bancos estadounidenses, alemanes, británicos y suizos; y tiene “vínculos” con corporaciones como MacDonald's, Vodafone, Hyundai y Hermes. Suzanne, la esposa británico-irlandesa del Faraón, posee por lo menos 5.000 millones de dólares. Y el hijo Gamal –quien puede haber huido a Londres, despojado ahora de su papel de heredero dinástico– también se enorgullece de poseer una fortuna personal de 17.000 millones de dólares.

Míster Torturador, lo llaman por teléfono

Antes del show de los zombis, los medios estatales advirtieron debidamente que habría “violencia”. Culparon a “extranjeros” por las protestas. El temido ministerio del Interior ordenó que todos los que estaban en las calles “se fueran a casa”, y lo mismo hizo el Gran Muftí de Egipto aprobado por Mubarak. Y según una fuente de la oposición hablando con al-Jazeera en Árabe, los “empresarios” –es decir, los compinches multimillonarios del mubarakismo– repartieron debidamente los fondos para aplastar las protestas.

Sea el propio Hosni Mubarak, la junta militar encabezada por el “torturador suave” Omar Suleiman (Suleiman, Shafiq, Tantawi y Annan), o toda la pandilla, el hecho es que el régimen, previsiblemente, desencadenó la contrarrevolución con toda la fuerza del caso. Sea cual sea el contenido de la ahora tristemente célebre conversación telefónica entre el presidente de EE.UU. Barack Obama y Mubarak, es obvio que la “transición ordenada” fue interpretada como una luz verde para convertirse en zombis.

La otra posibilidad, infinitamente más sobrecogedora, es que todos esos militares de la línea dura –no importa los saltos mortales retóricos que provengan desde Washington– piensan que Obama es un gigantesco idiota (ya existen precedentes recientes, desde el primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu al jefe del ejército paquistaní general Ashfaq Pervez Kiani). ¿De qué diablos habló la secretaria de Estado, Hillary Clinton, con Suleiman en su llamada telefónica? ¿De viejas cintas de Omar Sharif?

Suleiman, a propósito, es extrañamente descrito por The New York Times como “un operador astuto” con “la mayor base de apoyo en las fuerzas de seguridad de Egipto”. Si los egipcios leen esto no sabrán si reír o llorar; después de todo fue el torturador en jefe.

Desde el punto de vista de los que protestan con sus vidas, es obvio que la Casa Blanca de Obama no ha comprendido el actual sentido de inevitabilidad histórica y se ha visto superada por la dinámica revolucionaria. Por ejemplo, esta suave consigna en la Plaza Tahrir: “¿Mubarak y Obama? El payaso y el traidor”. Después de lo ocurrido este miércoles, se van a poner mucho más desagradables.

Vuestra democracia tendrá que esperar

Suponiendo que la represión no escale a un horrendo baño de sangre en las próximas horas, desde el punto del poder popular hay sólo dos perspectivas posibles:

Plan A – La gente invade el palacio presidencial, la televisión estatal y edificios del gobierno, preferiblemente durante este “Viernes de la Partida”. Es cada vez más problemático, considerando la contrarrevolución.

Plan B – El ejército se hace cargo y expulsa al Faraón. También problemático, considerando que el ejército es, después de todo, el gobierno, para no hablar de su demanda de que las protestas terminen inmediatamente.

Una típica operación clandestina del régimen para cambiar la narrativa –y asustar a Occidente para siempre– sería matar a tiros a unos pocos manifestantes y culpar a la Hermandad Musulmana. Es alarmante de por sí que esta historia de “la toma del poder por fanáticos islamistas” ya comienza a ser propagada a fondo por los medios corporativos de EE.UU. El sitio en la web CNN ahora advierte abiertamente sobre “el riesgo de la democracia en Medio Oriente”. Y Fox News suena como propaganda del mubarakismo, repitiendo frenéticamente los riesgos de “inestabilidad”.

Un artículo de opinión ampliamente difundido por Fox News –repleto de disparates objetivos– conforma la narrativa modelo que será repetida ad nauseam por sionistas, neoconservadores, sionconservadores, toda la gama de la extrema derecha, evangélicos y tarados del Tea Party; acusa a la Hermandad Musulmana (“El padrino del Islam radical”) de estar lista a iniciar la “guerra contra Israel”, cerrar el Canal de Suez y obligar a Egipto a “detener el flujo de gas natural a Israel”.

Incluso así llamados sectores progresistas estadounidenses ya se dejan llevar por esta masiva ofensiva propagandística que muestra el poder popular en Egipto como una conspiración islamista radical que debe ser detenida, ya que plantea un peligro supremo para la seguridad nacional de EE.UU.

Muy pocos en EE.UU. y Europa se dan cuenta de que el ascenso del Islam radical en el mundo árabe ha estado directamente relacionado con la represión contra la izquierda secular por las autocracias y dictaduras apoyadas por Occidente.

Desde el inicio de las protestas, el Trofeo a la Ideología Repugnante tiene que ser otorgado al ex primer ministro británico e invasor de Iraq, Tony Blair, por su entrevista con Piers Morgan de CNN. Para Blair, la democracia en Medio Oriente podrá ser algo bueno; pero “nosotros” tenemos que administrarla; y eso significa llegar a un compromiso con el mubarakismo. Blair simplemente no puede entender que si el mubarakismo sobrevive con una cirugía estética, la reacción será cósmica. Y provendrá de todos los sectores de la sociedad egipcia: los jóvenes, los apolíticos, seculares e islamistas por igual, y de todo el mundo árabe.

El esloveno Slavoj Zizek, el Elvis de la filosofía, tiene razón respecto a la monstruosa hipocresía de los liberales occidentales (o así llamados liberales); “Apoyaron públicamente la democracia, y ahora, cuando el pueblo se levanta contra los tiranos a favor de la libertad secular y la justicia, no en nombre de la religión, están todos profundamente preocupados”.

La verdadera democracia sólo puede ser un proceso dinámico de base, de abajo hacia arriba. No es una fórmula fija, se reforma constantemente. Eso debe asustar a las elites globales occidentales –de los “liberales” a los que fomentan el temor y las guerras– porque la verdadera democracia implica una inmensa pérdida de privilegios para los “estables”, las clases compradoras del mundo en desarrollo que son esclavas de esas engreídas elites occidentales. No es una sorpresa que todos tengan miedo –e impongan miedo– como hombres muertos en camino.

………

* Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge”. Su último libro es “Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com .

(Copyright 2011 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MB04Ak01.html

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RUMBO AL ESTADO COMUNAL

martes, 1 de febrero de 2011

DESPIERTA EL AFRICA MEDITERRANEA, SE LEVANTA EL MEDIO ORIENTE: OCCIDENTE E ISRAEL TIEMBLAN




Lluvia seca
La negación israelí y las revueltas de Egipto



Podemos suponer que ha llovido mucho en Oriente Medio desde aquella famosa frase propagandista, refiriéndose a Palestina, de "una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra" (con la cual se instaba a europeos de religión judía a emigrar a una Palestina, en la ficción, inhabitada, en la realidad, con más habitantes por kilómetro cuadrado que el EEUU o la Argentina de entonces), o desde la cita de Golda Meir (presidenta de israel) en la que atrevía a aventurar en 1969 que “No existe el pueblo palestino... Ellos no existen””, aunque, por lo visto, “los israelíes existieron siempre” (y eso que entonces Israel tenía apenas 20 años de edad).

En cambio, nada más alejado de la realidad. En Israel no ha caído una gota de lluvia. Siguen negando la existencia de los palestinos. A continuación, algunos ejemplos de este hecho:

Actualmente existe un muro (con tramos de 12 mts de alto) que encarcela Cisjordania, que impide la libre circulación de palestinos, que anexiona a Israel el 10% de Cisjordania, que roba importantes recursos naturales (hídricos sobre todo), que separa a pueblos palestinos enteros, a embarazadas y enfermos de los hospitales, a niños de sus colegios y a estudiantes de sus universidades. Israel justifica la construcción de este muro como “medida de seguridad”. Es cierto que en este último siglo no se han registrado atentados en Israel (aunque a veces, interese decir a Israel que “son víctimas y viven inseguros”, contradiciendo la realidad), pero a causa del muro, decenas de mujeres embarazadas mueren en las ambulancias de camino al hospital, por las horas que deben esperar en los “check points” (o puntos de control), decenas de niños, ancianos y otras personas son tiroteados por soldados que los consideran sospechosos, y aunque evita que ningún palestino pueda entrar armado en Israel, permite que los soldados israelíes campen a sus anchas por pueblos y ciudades cisjordanas, secuestrando a cualquier disidente o sospechoso, y matando ante la duda a cualquier inocente. Entonces, yo pregunto: “¿cómo pueden decir que este muro es de seguridad, o que evita muertes, a caso las vidas palestinas no importan? ¿Acaso no existen los palestinos?”

Otro ejemplo de más actualidad son las recientes declaraciones del presidente de Israel Simón Peres, referente a las revueltas acontecidas en Egipto. Sus palabras:

“Siempre hemos tenido y tenemos gran respeto por el presidente Mubarak. No decimos que todo lo que haga sea correcto, pero hizo una cosa por la que le estamos agradecido: mantener la paz en Oriente Medio”

Otro claro ejemplo del negacionismo israelí. Según Peres, “viven en paz”. Que Israel goce de paz, no lo pongo en duda (en este siglo no han muerto más de 30 israelíes en atentados, ójala pudiéramos decir lo mismo de España) , pero que Palestina goce de ésta, es totalmente falso. Entre sur del Líbano, Gaza y Cisjordania, miles de palestinos (más de 15.000) han muerto a manos (más bien obuses y misiles) israelíes en el mismo periodo de tiempo (a parte de miles de heridos y decenas de ciudades arrasadas), ¿De qué paz habla? De nuevo vuelven a no tener en cuenta a los palestinos.

Según informa este lunes el diario israelí Haaretz ,Israel ha pedido a EE.UU., China, Rusia y varios países europeos que bajen el tono de sus críticas a Mubarak para preservar la estabilidad en la región”. Aquí podemos ver de nuevo el cinismo sionista, dicen “estabilidad en la región”. ¿Qué estabilidad tiene Palestina? ¿Varios años de asedio, bloqueo inhumano y bombardeo es estabilidad? Ya no hablemos de Irak. Además, ¿quiénes son ellos para pretender regular el tono de las legítimas críticas al dictador? Evidentemente se creen el ombligo de Oriente Medio.

En cualquier caso, es curioso cómo la que se autodenomina “única democracia de Oriente Medio” (ignorando la democracia del Líbano, Irak y, de nuevo, la palestina, y el hecho de que realmente Israel es una teocracia) apoye a un dictador (uno de los peores) como Mubarak. La democracia debe llegar así, desde dentro, con revueltas populares, no impuesta como en Irak… pero claro, a diferencia de Sadam, Mubarak es el principal aliado musulmán de Israel y EEUU, y éstos miran con otros ojos las atrocidades que comete, y la falta de derechos de sus ciudadanos… prefieren seguir apuntando a Irán. Siempre será más económico y estable comprar un dictador cada 50 años, que un presidente cada 4.

Esperemos que no haya injerencias extranjeras y dejen que la historia siga su curso lógico y natural.

Esperemos que triunfe la revolución en Egipto, y terminen con el régimen de Mubarak, y que se extienda a Arabia Saudí, Jordania y otros países árabes. Muchos no lo ven con buenos ojos porque, según ellos, pueden llegar islamistas al poder, pero pienso que llegue el que llegue, será democrático. Será elegido por el pueblo, nos interese más o menos a los occidentales. Aquí también llegan al poder gobiernos de extrema derecha y racistas y no por eso vamos a preferir una dictadura. ¿Acaso los árabes no tienen derecho a elegir quién los debe gobernar, a acertar o a equivocarse, o sólo los occidentales tenemos tal derecho?

Esperemos que el dictador egipcio no haga una masacre de manifestantes y acalle conciencias occidentales esgrimiendo que “sólo mató a islamistas”.

Esperemos…

Referencias:

RTVE noticias: Israel arropa a Mubarak y pide a Occidente que no critique al presidente egipcio

Aljazeera: Israel teme el “Egipto post-Mubarak”

Terra noticias: El presidente de Israel, Simón Peres, apoya explícitamente a Mubarak

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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