sábado, 10 de enero de 2015
El Comandante Chávez y la valoración del conocimiento histórico
Por Arnaldo Guédez, Historiador y Profesor Universitario
"Hasta ahora, los filósofos no han hecho más que interpretar al mundo; se trata de cambiarlo" los dos enunciados de la célebre “Tesis sobre Feuerbach” de Karl Marx. (Eric Hobsbawm).
Ni siquiera el historiador Ramón J. Velásquez en su corta pasantía por la Presidencia de la República de Venezuela, luego de la destitución del para entonces presidente Carlos Andrés Pérez, pudo emocionar y conmover a grandes contingentes del pueblo venezolano en la necesidad de estudiar y reconstruir la historia venezolana.
A muchos profesores de Educación Básica, Bachillerato y Educación Universitaria, les cuesta desarrollar iniciativas para entusiasmar a sus estudiantes en el estudio y la comprensión de la historia, esto se convierte realmente en una tarea bastante difícil.
El Presidente Chávez desde el mismo inicio de su carrera política pública y tal vez desde mucho antes, como profesor en la Academia Militar, se apoyó en el conocimiento histórico para despertar en la gente un inusitado interés por la comprensión de la historia, esto puede ser envidiable por cualquier docto en la materia.
Quizás el mismo presidente sintió la necesidad de la comprensión del conocimiento de nuestra historia, para poder responder a los grandes interrogantes que como pueblo debemos confrontar.
Sus constantes llamados a estudiar no sólo el pensamiento bolivariano, sino también a otros personajes ilustres, aunado al llamado a conservar nuestra cultura, representaron un elemento de quiebre en la manera cómo, desde la Presidencia de la República, es posible incitar a un pueblo al conocimiento de su pasado, para de esta forma comprender sus orígenes y tener la certeza del camino que tomaremos. Antes del presidente Chávez, desde la presidencia se miraba al pueblo con un profundo desprecio, llegándose al extremo de llamarle “Chiripero o Chiripa”. Chávez por el contrario le asignó un papel protagónico desde el mismo momento en el que hizo su aparición pública.
“Nadie puede querer lo que desconoce”, partiendo de este principio, Chávez inició un proceso de educación colectiva a través de los medios de comunicación, utilizando estos espacios (que él mismo fue adecuando) para la educación y formación basándose en la reconstrucción de nuestra historia, y desde allí inició –muy a pesar de la oposición de las grandes corporaciones mediáticas-, un interesante e importante proceso de recuperación del imaginario que permitió a un gran sector del pueblo venezolano reencontrarse con sus orígenes y sobre todo, buscar la identidad perdida.
La valoración de la cultura y por medio de ella, el reconocimiento a los cultores, como verdaderos héroes de la resistencia a la transculturización alienante extranjera, y la valoración de nuestras expresiones autóctonas, con una originalidad casi pasmosa, le permitió encontrarse cara a cara con un pueblo ávido de reconocimiento y carente del conocimiento de los elementos constituyentes de una de las historias más apasionantes del continente: la venezolana.
Chávez con una destreza original propia de los grandes maestros, con un verbo sencillo y desde una posición de humildad muy alejada de las poses de la intelectualidad, aprovechó su estadía en el palacio del pueblo para enseñar, poner a la gente a repensar su pasado y sobre todo, para recuperar el protagonismo del pueblo en la historia, como sujeto histórico del nuevo tiempo.
Conceptos fundamentales como: patria, soberanía, autodeterminación, democracia protagónica, independencia, país potencia, socialismo, oligarquía, latifundio, integración, bloque histórico, revolución federal, imperialismo, feminismo, cultura, insurgente, eco socialismo, entre muchos más, fueron utilizados por el líder de la Revolución Bolivariana con la finalidad de que dejaran de ser uso exclusivo de los intelectuales y de las tesis que alimentan los olvidados archivos de las bibliotecas universitarias. Chávez logró que cobraran vida en la conciencia de un pueblo que salió a la calle a conquistar su libertad.
Luego, fueron los héroes… Chávez consiguió desempolvar la figura de su Excelencia el Libertador Simón Bolívar, de Antonio José de Sucre, Simón Rodríguez, Francisco de Miranda, Pedro Camejo, Ezequiel Zamora, Guaicaipuro, Josefa Camejo, Fabricio Ojeda, Ernesto Ché Guevara, Alí Primera, Maisanta, Pio Tamayo, entre muchos otros. Fueron tomando vida en la conciencia de un pueblo que, los gobiernos entreguistas y apátridas y la educación habían alienado, desterrando a dichos héroes de nuestras memorias.
Pero no sólo eso le bastó al comandante bolivariano, también instó a los sectores populares a la lectura de poetas como Alberto Arvelo Torrealba, Pablo Neruda, Mario Benedetti, Andrés Eloy Blanco, Aquiles Nazoa; o filósofos como Antonio Gramsci, Federico Nietzsche, Carlos Marx, Istvan Meszaros, Mariátegui, Marc Bloch, entre otros. Igualmente, llamó a la lectura de obras literarias como Don quijote de la Mancha, Los Miserables de Víctor Hugo, entre muchas más.
A través de su programa Aló Presidente, se convirtió en un sagaz profesor y pedagogo, transformando dicho espacio en una verdadera cátedra informativa y formativa del nuevo periodismo de la comunicación necesaria. Por allí pasaron personajes tan brillantes como Evo Morales, Oliver Stone, Rafael Correa, Sean Penn, Pepe Mujica, Luis Ignacio "Lula" Da Silva, Eduardo Galenano, Biglieti, Fidel Castro, las Madres de la Plaza de Mayo de Argentina y pare de contar; todo ello, mostrando una manera singular de comunicarse que sin ser rebuscada, nunca cayó en la superficialidad y en el protocolo del mensaje.
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