miércoles, 8 de octubre de 2014

Giro en la Cultura

JM. Rodríguez Al leer, en Ccs, el artículo de Rodolfo Porras sobre vivir como dicta el consumo, reflexioné acerca del esfuerzo que se ha hecho para cambiar lo que él magistralmente describe. Me parece un casto empeño la búsqueda del equilibrio. Me explico: se está tratando de oponer a una fuerza poderosa que, además, tienen siglos deformándonos a su antojo, una fuerza de sentido contrario que la neutralice.   Debería estar clara la imposibilidad de anular el efecto de giro permanente a la derecha, que esas fuerzas perversas producen, aplicando una fuerza contraria obviamente menor (no hablo de magnitudes electorales sino culturales). El equilibrio cultural es tan ingenuo como mentiroso. Es el de Tves y Venevisión. Lo más que logra es exacerbar el cinismo del automercado: no hay papel toilette, pero, tenemos patria.   La capacidad de las transnacionales del entretenimiento y la comunicación para construir una realidad virtual es inconmensurable. Con tal poder han logrado convencer a la mayor parte de la humanidad que la posesión individual de riqueza, es la razón de la vida. Y para facilitar eso, han convertido la violencia en un espectáculo sublime en permanente repetición. ¿Cómo se revierte tal daño?   Para anular esa fuerza que empuja a la realización personal y al egoismo, se requiere de un, tan heroico como lúcido, acto reflexivo individual que gire a lo colectivo. Hablo de distanciarse lo más posible del punto donde aquella fuerza seductora se ejerce. Colocarse bien lejos de su área de influencia. Sólo así tendremos el brazo de palanca del largo suficiente para lograr, con nuestras modestas fuerzas, el giro deseado.   Como todo esto suena demasiado a mecánica estática, digamos sencillamente que los valores del socialismo son contrario a la promoción del consumo que vemos de uno y otro lado. De la misma manera que la buhonería es contraria a la comuna productiva. Pablo Milanés nos lo cantaba: los caminos que encontramos hechos

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