miércoles, 3 de junio de 2015

La A.N tiene una deuda


JM. Rodríguez


La serie de 4 artículos que, con algunas torpezas, acabo de escribir sobre el Estado Comunal, generó respuestas felices. Me cuentan que hay más comunas productivas de lo que yo imagino. Sin ir más lejos, en Carora, el Tocuyo se han formado empresas que producen y distribuyen bienes y servicios.



También generó reacciones adversas. Imagino que de algunos de aquellos “cuadros” del partido a los que me referí: los que voltearon para otro lado olvidando la lealtad. Y también de algún diputado o aspirante a serlo, que no le gustó la referencia a la vacuidad electorera. O que le importunó mi propuesta de amarrarlo a un programa concreto de impulso a la organización y productividad comunal.



Esos, sean quienes sean, no pueden cambiar una penosa realidad: en el 2007 no fue la oposición la que nos derrotó. Fueron los alcaldes o concejales que juegan otro juego y, también, aquellos diputados que, desde la AN, enredaron todo. Así lo dije en este breve artículo, de octubre 2007, que llamé Escrito desesperado:



Mando al diablo mi ateísmo para decirles ¡Por Dios camaradas!



¿Por qué no entendemos que la propuesta, realizada por la Comisión Mixta de la Asamblea Nacional, de modificar nuevos artículos de la Constitución Nacional, nos metió en una discusión diferente a lo que propone el Presidente?



¿No ven que esto nos desvía de la confrontación principal: la sociedad socialista que queremos construir con el mundo capitalista que ellos defienden? ¿No entienden que esto nos lleva al campo que la oposición quería, el de la discusión sobre la coerción legal que requerimos para mantenernos en el poder?



¿En dónde quedó el nuevo poder popular y las ciudades autogobernadas por los comuneros? ¿Perdió importancia la propiedad social, comunal y ciudadana? ¿Y la nueva geometría del territorio? Ahora resulta que lo fundamental es cambiar la Constitución para parar a los 

golpistas de Globovisión, dificultar los revocatorios y de paso, proteger la chamba de diputado cuando los nombren ministros, ¡por favor!



¡Ponga orden en esta locura Presidente!

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