Carlos Oliveros (Vocero de la RNC-Oriente) explicand el Manifiesto a Blanca Eeckhout |
Arrancando la marcha de l@s comuner@s |
Eran por lo menos las 5:00 a.m. cuando fueron llegando los viejos autobuses
que traían consigo a los Comuneros y
Comuneras, todos de tarifas solidarias, que en su gran mayoría fueron canceladas con los escasos recursos de
quienes se hacían presente para participar en el evento que los convocaba, la marcha nacional de comuneros y comuneras, actividad a la que darían inicio más tarde. Habían salido
el día anterior desde casi toda la geografía nacional (Falcón, Lara, Sucre,
Miranda, Aragua, Carabobo, Yaracuy, Portuguesa, Cojedes, Guárico, Anzoátegui,
distrito capital, entre otros), y se fueron aparcando uno tras de otro
alrededor de la plaza Venezuela, lugar que servía como
punto de concentración a los voceros y voceras comunales.
A eso de la 6.30 a.m. desde las entrañas de esos camastrones
descontinuados, comenzaron a salir sin muestra de fatiga y a pesar del
largo trayecto, hombres y mujeres del pueblo llano, jóvenes, adultos, adultas y
hasta voceros y voceras de dilatada edad.
Rostros que se hacían símbolo, una galería
andante de la maravillosa mixtura (mestizos indios, mestizos blancos, mestizos
negros) que tenemos como el crisol de la identidad nacional; parecían hilos de agua que se fueron juntando para
conformar en algún momento de la mañana,
un rio humano, multiétnico y pluricultural, que se aglutinaba como en una crecida, no para
inundar la ciudad, sino mas bien para
construirse en la condición de pueblo insurgente, su propio cause en la
historia política contemporánea.
A las 7:30 a.m. ya estaban en su mayoría en la plaza,
dispuestos y dispuestas a dejar oír sus
gritos sumados como consignas a la legitimidad de un coro libertario. Se hicieron presente para
marchar de manera entusiasta por las calles de la capital, con el propósito de
reafirmar ante el país y el mundo, la determinación que tienen de trabajar
incansablemente junto al Presidente
Chávez, líder de la revolución, en la
concreción de la sociedad comunal, utopía que se han forjado en sus
conciencias, como lumbre colectiva de una creación heroica, bajo el rigor de la
cotidianidad del proceso bolivariano. Sueño que prefiguran como la única posibilidad de construir la hegemonía
del no retorno de la revolución socialista.
Entrada las 8:00 a.m. ya
era evidente la determinación de entrar en calor, ¿cuál es la ruta?
¿Cuántas calles hay que recorrer? preguntaban jocosamente al tiempo que se
estrujaban los ojos para estar bien
despiertos y despiertas, simulaban entre
bromas hacer calistenia de brazos y piernas
como asegurándose de estar en
condiciones para discurrir victoriosos y victoriosas sobre la rigidez del asfalto. Seguidamente
comenzaron a afinar los pitos, armar las
pancartas, a imaginar y escribir las consignas, a si como a desembolsar las
vianderas con las raciones del desayuno,
las conservas de leche, los termos con café y una que otra reserva de cocoy
para envalentonar el alma. Hasta que
hubo tiempo para atender a la solidaridad, de dar cuenta del desprendimiento que
se exaltaba como el ejemplo, de los camaradas y las camaradas de la gran Caracas, que sorprendieron a la concurrencia con un cargamento de agua, jugos, y panes
rellenos, a si como gorras y franelas amarillas, azules y rojas con un corazón estampado
y encendido por la estrella del comandante. Corazón que de inmediato se hizo latir de pueblo
en cada pecho presente, como insignia colectiva
de la batalla y la victoria perfecta, que nos depara el venidero siete (7) de
octubre.
A eso de las 9:30 ya habían arribado a la plaza los pocos voceros y voceras que
faltaban por llegar. Estaban preparados
y preparadas para una jornada que sabían de antemano que tendría una proyección atípica y subversiva.
Atípica, porque en estos tiempos de abundancia de medios, es decir, de
televisión, radio, y prensa escrita (alternativo, público y privado); estos no
estarían presentes como estamos acostumbrados, para cubrir el atrevimiento, salvo algunas
poquísimas excepciones que pudieran curiosear. Ni siquiera los
considerados aliados, a pesar del sin
numero de comunicaciones que se hicieron
invitándolos y exponiendo con tiempo, los
detalles de la programación. Subversiva, porque la concentración y el recorrido planteado y no
oficializado, tenían como objetivo supremo la entrega de un documento a los
diputados o diputadas de la revolución en la Asamblea Nacional. Escrito, contentivo
de una serie de aportes de la organización convocante, con el interés de
que sean incluidos en el programa de
gobierno, en el plan de la Patria 2013-2019; como una contribución que ha
surgido del fragor del debate franco y fraterno, de un ejercicio liberador, que
aunque ha partido del cuestionamiento constructivo a la institucionalidad
respectiva, tienen como fin último consolidar
de manera definitiva un proceso de
planificación colectiva, a decir de uno de los líderes comunales …”sistémica,
interdisciplinaria, intersectorial e interinstitucional”. Que conlleve a
la construcción de una nueva hegemonía; es decir, a edificar la institucionalidad del no retorno, que
restituya como proceso, el poder al pueblo. Subversiva porque esa pretensión de los y las marchantes, en estos tiempos
decisorios; como es de esperarse, no
dejaría de ser estigmatizada como una
muestra de rebeldía anárquica.
Insurrecta, debido a que esta manifestación, forzaría el contraste entre
el discurso ilusionista e inconsecuente, que se esgrime desde las prácticas burocráticas, y el esfuerzo, el coraje y la
determinación que tienen los voceros y
las voceras comunales para transcender la nimiedad de esta perorata corporativa
a través de la Red Nacional que los
agrupa, y en cada uno de los espacios de
sus experiencias de Comunas.
Cuando se hicieron las 10:30 La plaza Venezuela se fue
haciendo una algarabía, el entusiasmo se convertía en contagio, animando el
dialogo solidario, el compartir de inquietudes. Cada líder o lideresa buscaba entre sus iguales la oportunidad para conocerse y reconocerse. Era la ocasión
para promover como ejercicio, los encuentros complementario entre la diversidad de potencialidades
(económicas, culturales, políticas. sociales, éticas) que se expresan en cada
una de las experiencias de Comuna, allí
presente.
Legada las 11:00 a.m. Comenzaron a oírse los discursos
improvisados de los líderes responsables de la organización del evento.
Trataban de alguna manera, hacer entender
en profundidad a quienes se alistaban para marchar; sobre la transcendencia de los
objetivos que en ese instante se estaban alcanzando; le hablaban a la
concurrencia, de la significación del esfuerzo que estaba haciendo la Red
Nacional, como antesala a la nueva etapa que experimentará la revolución, después de las elecciones
venidera; se empeñaban con sus palabras, hacer conciencia colectiva y celebrar el hermoso acontecimiento que en
ese momento protagonizaban. Al mismo tiempo, trataban de orientar sobre el
recorrido que tendría la caminata. Uno, dos y tres oradores le hicieron el
preámbulo a la partida. Una vez terminadas las disertaciones, comenzaron a
levantarse las banderas, a estirarse las pancartas, a oírse lo pitos y a exponerse
como un acuerdo tácito entre los marchantes,
la gracia de las travesuras blandas, la joda que hacían aflorar la sonrisa cómplice, la mirada amable, la
satisfacción de quienes saben, haber venido de tan lejos para hacer un acto verdaderamente revolucionario.
A las 11:30 se dio inicio a la partida, concurrían sin miedo al destino
final establecido en el programa,
haciendo uso de la libertad que han conquistado, productos de sus luchas del
día a día. Ejerciendo la autonomía de pensamiento y del quehacer, que reconocen
y reivindican como un hecho humanamente gratificante del momento histórico que
viven, es decir, de la revolución.
Pasada la 12: p.m. El recorrido se fue haciendo ameno, el
entusiasmo no mermaba, a pesar del sol inclemente, muchos estaban en Caracas
por primera vez y se asombraban de la inmensidad de los bloques de cemento que
erigían imponente sobres sus cabeza; otros y otras en su mayoría estaban
acostumbrados a emplearse afondo estas lides, a estar dispuesto a marchar,
marchar, marchar, por la vida, el amor, la independencia, por lo sueños
compartidos, por Chávez. ¡Las comunas, unidas jamás serán vencida! ¡Chávez,
amigo, el poder popular está contigo! ¡Vivan los comuneros y las comuneras!
¡Vivan los campesinos! ¡Vivan las mujeres! ¡Vivan los hombres vergatrarios!
Eran algunas de las consignas que se dejaban oír a lo largo de la caminata. Siempre
por uno de los canales de circulación para no importunar el tránsito de los
vehículos que a diario trafican por las avenidas… México y universidad, los
transeúntes no dejaban de alertarse por el ritmo y la bullanga de la masa
humana que desafiaba al tumulto
cotidiano de esas calles, uno en actitud
extraña, la mayoría festejando y con
señales de aliento para los marchistas.
Entrada la 1:00 p.m. y transcurrido gran parte del trayecto, se podía
avistar la cúpula del palacio legislativo, aun los organizadores no tenían
información de quien o quienes se
dignarían en recibirlos, unos hablaban de la vicepresidenta del parlamento,
otros de una comisión. Los más pesimistas pensaban que se harían los locos para
invisibilizarlos. Sin embargo el compás de la caminata seguía intacto, no se
tenía noticia de alguien rezagado o rezagada, los encargados de suministrar el
agua estaban muy atentos de la hidratación y los que proyectaban las consignas al colectivo, afinaban sus
gargantas como si nada.
A la 1:10 p.m. se
anuncio la llegada y se acordó el sitio
donde se haría el reagrupamiento para la espera
de los diputados o diputadas, según
uno de los que hicieron el recorrido, ya estaban enterados del arribo a palacio de los marchantes y las marchantes. Para
armar la concentración se escogió la
vereda que da a uno de los portones laterales del edificio, por donde casi
siempre se escabullan los parlamentarios en momentos de apremio. No
paso mucho tiempo para que comenzaran
los amagues, informaciones y contrainformaciones, se hizo presente la levedad del misterio. De repente se dio la aparición de un interlocutor no autorizado queriendo servir
de emisario, sujeto que más bien parecía perturbador de la paciencia de quienes estaban dispuestos a permanecer en
el sitio hasta cumplir con el objetivo
planteado. Su malabarismo verbal terminó por chocar con la sabiduría popular que termino por
ignorarlo. Ante todo esto, fue
reconfortante constatar, que no había interés de alguien en particular por
querer asumir el liderazgo de la gesta ya cumplida, más bien hubo muestra de
humildad, de reconocimiento colectivo, era como si se hubieran puesto de
acuerdo para que todos pudieran sentirse expresados y manifestarse libremente sobre lo que estaba
aconteciendo.
Eran la 1: 45 p.m. cuando se vio salir del hemiciclo a la
diputada Blanca
Rosa Eekhout Gómez, vicepresidenta
del parlamento. Fue rumbo al encuentro de los que habían marchado, a fundirse
irremediablemente entre el calor y el sudor, la pasión y el compromiso de un
pueblo que ha decidido ser libre y protagonista de su historia, que la recibió
amablemente y que de inmediato comenzó a confiarle sus angustias colectivas. A pesar del
sol inmisericorde, la sencillez de
aquella mujer pudo apostarse en el centro de la multitud para atender con franca humildad, las
exposiciones de cada quien y de cada cual. Esto, hasta que hizo tiempo para
recibir formalmente el documento contentivo de los aportes que los Comuneros y Comunera le han hecho al programa
de gobierno, al Plan Patria 2013-2019. Lo tomó de la mano de uno de los hombres que estuvo
siempre en la vanguardia de la marcha
durante todo el trayecto, quien a demás le agradeció a la mujer parlamentaria,
su gentileza, y le propuso que
promoviera un encuentro de la Red Nacional con el Comandante Presidente, con el
propósito de que este pudiera apreciar desde la cercanía, cómo su prédica, sus
ejercicios pedagógicos, su ética revolucionaria, a podido sembrarse en la
cotidianidad del pueblo que
verdaderamente construye el poder popular. La diputada, quien pudo oír muy
atenta; una vez que tuvo la posibilidad de expresarse cariñosamente ante el
colectivo apostado en las jardinerías del palacio, en principio, comenzó reconociendo
el valor, la madurez y el arrojo del pueblo que había marchado. Les dijo…esa misma fuerza que ustedes han mostrado
hoy en esta movilización, tiene que
ponerse de manifiesto en estos últimos días de campaña, para oponerse a la
posibilidad de que llegue al país un
gobierno que los niegue como poder popular, que lo considere un enemigo
fundamental a ser desmontado y exterminado” . Los increpó, a denunciar el paquete
económico neoliberal que la oposición ha
diseñado para desmontar la infraestructura económica que ha construido la
revolución para garantizar el bienestar del pueblo. En un gesto admirable de
tolerancia y atendiendo los reclamos y el alerta de los presente, de manera
autocritica, acepto sin remilgo alguno,
las desviaciones que
efectivamente existen enclaustrada en la
burocracia, en muchas instancias o estructuras viejas y nuevas del gobierno. Al
mismo tiempo increpo a los Comuneros y Comuneras, a transcender ese contexto, a través de la construcción de
la nueva la sociedad comunal, el Estado socialista; actuando decididamente, empleándose
afondo para llevar a cavo la concreción de los cinco objetivos históricos que transversalizan el Plan Patria, escenario este, según dijo,
donde el poder popular debe jugar un papel determinante. Por último, le pareció
una muy buena idea, el hecho de explorar la posibilidad de que el presidente Chávez
pueda encontrarse con los Comunero y Comuneras durante un acto de campaña antes
del siete de octubre.
Ya eran las 2:35 Cuando la afable diputada se despidió de los
marchantes, para atender asuntos propios de su investidura, con el compromiso
de entregar al Comandante presidente el documento que se le había hecho llegar
momentos antes. Una vez que dejo de estar a la vistas entre las inmensas
paredes del Capitolio. Los organizadores dieron por terminada la jornada. Los
marchantes aprovecharon la oportunidad para dar cuenta del agua, los jugos y unas ricas
palmeritas que aun quedaban disponibles y se apertrecharon para amainar el
hambre en el camino de vuelta. Fue a si entonces cuando se dio la despedida y
cada grupo se fue alejando, satisfecho de la tarea cumplida, con la ilusión de
que haga posible en algún momento de este mes, el encuentro con el hombre, el
amigo, el líder, con el corazón del la Patria.
Carlos Oliveros
Red Nacional de Comuner@s
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