La
siguiente, es una entrevista que le hiciera la compañera Martha
harnecker a Jorge Arrate, en torno a la vida del Compañero Presidente
Salvador Allende, la misma fue realizada hace un año, pero debido a su
profundidad y actualidad, la volvemos a reproducir en su integridad, tal
como lo hicieramos en el 2011.
No hay socialismo
si no se convence a la mayoría
Entrevista a Jorge Arrate*
Marta Harnecker
11 septiembre 2011
Hoy, a los 38 (39) años de la desaparición física de Salvador Allende, hemos querido ofrecer
esta entrevista a Jorge Arrate, un cercano colaborador del presidente
mártir durante su gobierno de mil día, truncado por el cruento golpe
militar del 11 de septiembre de 1973. La conversación con el político,
economista, escritor. varias veces ministro de gobiernos de la
Concertación y candidato a presidente de la República en las elecciones
del 2009, tuvo lugar en Venezuela algunos meses atrás. En ella, nos
narra aspectos poco conocidos de la vida política del presidente Allende
y nos ofrece interesantes apreciaciones y reflexiones de lo que fue la
experiencia socialista chilena, a mi entender la precursora, en el
siglo XX, del socialismo del siglo XXI que hoy pretendemos construir en
nuestra América.
índice
1. No vía pacífica sino democrática2. Un partido que no reconoce vaticanos ideológicos
3. El trabajo de campaña no era mediático, era cuerpo a cuerpo .
4. Un socialismo con vino tinto y empanadas
5. El tema de la correlación de fuerzas
6. Un proyecto demasiado heterodoxo para una izquierda ortodoxa
7. Avanzar al socialismo desde el gobierno
8. El factor militar no depende sólo de las armas
9 ¿Pudo Allende haber hecho más?
10. El papel de los trabajadores en las empresas
11. Un balance final.
1. No vía pacífica sino democrática
§ Jorge, según mi opinión en el Chile de Allende se dio el primer experimento mundial de transitar hacia el socialismo por la vía pacífica, pero tú me decías que no te gustaba mucho el término vía pacífica ¿por qué?
1. Jorge Arrate: En
realidad yo prefiero el término “vía democrática” o “vía allendista”
cuando nos referimos a Chile y a Allende, y eso porque Allende nunca
tuvo una actitud peyorativa hacia el uso de la violencia en la lucha
revolucionaria. Por el contrario, él convivió con todos los movimientos
revolucionarios que había en América latina en su época, incluso con
los que practicaban el foco, sea el urbano o rural. Según él, cada país
debería buscar su propia vía. En ese sentido él repitió muchas veces
“Si hay violencia reaccionaria vamos a responder con la violencia
revolucionaria”. ¿Qué quiero decir con esto?, que Allende no era un
ingenuo que renunciaba al uso de una violencia defensiva y, por tanto,
creo que el término “pacífica” puede estar ocultando este aspecto del
pensamiento de Allende.
2. Un partido que no reconoce vaticanos ideológicos
§ Allende era socialista, militante del Partido Socialista chileno, yo quisiera que me caracterizaras un poco a ese partido, ¿qué crees que se perdió de él tal vez por errores de izquierda y qué es importante rescatar?
2. Jorge Arrate: Yo
creo que básicamente después del golpe militar se ha perdido parte
importante del perfil del Partido Socialista. Creo que en el exilio el
Partido Socialista tuvo una influencia muy diversa y además se
transformó en un partido minimalista. El Partido Socialista se fundó en
Santiago en 1933 —Allende lo fundó en Valparaíso—. Fue un partido muy
original, único. Aunque en su declaración de principios se reconoció y
se declaró marxista, su referencia era lo que llamaba casi
literalmente: “el marxismo enriquecido y rectificado por el constante
devenir revolucionario y el progreso social”.Yo diría que era una
definición muy contemporánea de lo que es una aproximación al marxismo,
muy ajena a todo dogmatismo, a toda visión sectaria.
3.
Además, fue un partido muy latinoamericanista. En su declaración de
principios plantea la “federación de repúblicas latinoamericanas“ Es un
partido que además incorpora elementos simbólicos de las culturas
originarias: en la bandera del Partido Socialista, dentro del mapa de
América latina que va desde el Río Grande hasta la Patagonia, se coloca
una hacha Mapuche. Ese es el símbolo del Partido Socialista y refleja
la influencia del pensamiento indoamericano de Haya de la Torre en
aquella época.
4.
Por otra parte, es un partido que se declara contrario y fuera de las
dos Internacionales. Explícitamente no se reconoce ni en la
socialdemocracia o socialismo democrático agrupado en la Segunda
Internacional, ni en la Internacional Comunista, el Comintern. Es un
partido que no reconoce vaticanos ideológicos, como diría Allende.
5.
En su primera década se dio en él una confluencia de distintos
pensamientos de izquierda, desde el marxismo, pasando por la social
democracia, el nacionalismo popular de izquierda, el
anarco‑sindicalismo y posteriormente elementos importante que se
incorporan al partido de lo que fue en Chile el Partido Comunista de
adscripción trotskista en la pugna Stalin-Trotsky. Eso constituye una
aglomeración muy rica en el Partido Socialista que posteriormente se
sigue enriqueciendo con la presencia cristiano-socialista.
6.
Creo que eso le daba la posibilidad de ser un crisol muy importante e
interesante. Ahora, no siempre logró acrisolar, porque hubo periodos en
la historia del Partido Socialista en que eso se transformó en
desgajamiento, en descuartizamientos, en fragmentación, pero cuando
logró acrisolar obtuvo grandes victorias. Allende mismo es un producto
del socialismo chileno, más allá de sus singulares condiciones
personales y de sus capacidades.
3. El trabajo de campaña no era mediático, era cuerpo a cuerpo
§ Ahora, Allende se presentó cuatro veces de candidato a presidente, ¿qué significó eso?, ¿tú viviste de cerca esas campañas?
7. Jorge Arrate: Yo
viví por lo menos las dos últimas campañas, en las dos primeras no
tenía derecho a voto, era muy joven. Viví muy intensamente la del 64 y
la del 70 y lo que vi allí fue una fuerza política que tenía mucho
menos medios que los que tenía la derecha o la Democracia Cristiana,
pero que suplía esos medios con una voluntad muy grande de ser y de
vencer. La izquierda chilena trabajó con medios elementales, los
lienzos callejeros los pintábamos nosotros mismos con brocha y con
distintos colores, y bueno, sigue siendo en cierto modo así Marta. En
mi última campaña presidencial me maravillaba ver que en el lugar donde
llegaba, los lienzos eran con letras de distinto color y eran hechos
de manera distinta, porque los hacía cada gente localmente. Así eran
las campañas de Allende, las hacía cada agrupación localmente.
8.
Allende recorrió cuatro veces el país. La televisión llegó a Chile en
el 62, en el 64 no había una gran televisión e incluso en el 70 era una
televisión limitada en su alcance, no como la de hoy día. Había pocos
televisores, porque entonces eran muy caros. La radio era el gran medio
de comunicación y la visita personal, la presencia en terreno. Allende
repasó Chile una y otra vez, hasta los más pequeños pueblos. Llegaba en
burro, en carretela, a caballo, en lancha. ¡Imagínate lo que es el
Chile insular en el Sur! sólo se puede recorrer en lanchones. Todo eso
lo hizo Allende y lo hizo cuatro veces. Eran campañas muy largas —las
campañas duraban en Chile un año y medio o más—. La del 70 duró menos,
sólo 9 meses, porque hubo dificultades para nombrar el candidato.
Allende no generó en su cuarto intento el mismo consenso que había
generado en el segundo o en el tercero, pero finalmente fue él el
candidato.
9.
Como Chile es un país largo y angosto y hay una línea de tren que va
de Norte a Sur, los recorridos de campaña se hacían en el tren de la
victoria. En ese tren Allende iba acompañado de artistas, de
intelectuales, de políticos, de dirigentes sociales. Lo importante es
que él estaba ahí con su garganta incansable, sabía impostar bien la
voz.
10.
Gracias a esos recorridos la gente lo conoció de cerca, llegó a ser un
personaje casi como de la propia familia, Allende, además, usaba lo de
alojarse mucho en la casa de compañeros. Esto era algo complejo,
porque el candidato llegaba cansado después de una campaña de 14 horas y
no podía negarse a compartir con el compañero de la casa que lo
alojaba. Éste ofrecían un café, un té, una copa de vino, y la conversa
se alargaba hasta las 3, 4 de la mañana, y al día siguiente había que
levantarse temprano, pero Allende lo hacía. Además, él tenía una
particular resistencia para dormir poco y dormía en cualquier lugar, no
sé si hasta parado lo hacía, porque era capaz de sentarse en cualquier
lugar 5 minutos y dormir.
11.
Con ese estilo de campaña la gente tuvo la ocasión de sentirlo cerca,
de tocarlo. Estuvo con millones de personas en esas 4 campañas. Hasta
hoy día uno va a ciudades o pueblos en Chile de tamaño pequeño a
mediano y sale un compañero mayor que dice; “Mire yo le manejaba el auto
al finado” —el finado en Chile es el muerto—, Yo he llegado a pensar
en hacer un libro testimonio sobre los choferes de Allende.
4. Un socialismo con vino tinto y empanadas
§ Cuéntame, además de ser un militante socialista, en su discurso ¿él planteaba que iba a construir el socialismo?
12. Jorge Arrate:
¡Claro que sí! Él fue desde joven cercano a las ideas de izquierda,
cuando era estudiante secundario se formó en las lecturas de Marx, de
Lenin, de Kropotkin, de Bakunin. Fue un zapatero anarquista el que lo
inició en esas lecturas, según el mismo contaba. Fue socialista toda su
vida. Se alejó del Partido Socialista cuando consideró que éste había
adoptado una postura equivocada en una elección presidencial y levantó
su propia candidatura en el año 1952 apoyado por el Partido Comunista y
un grupo de socialistas. O sea, estuvo varios años fuera del Partido
Socialista pero fue siempre un socialista y un hombre de izquierda sin
ninguna duda.
13.
No hay en la historia de Allende ningún vacío ni ninguna vacilación. Y
además de ser un hombre de izquierda, fue muy abierto a toda la
izquierda. La unidad de la izquierda para él fue algo muy importante. Yo
siempre he pensado que esto viene de su adhesión al Frente Popular en
1938. En ese momento, la izquierda chilena conoció su primera victoria
electoral importante gracias a una política de alianzas amplia. Ganó la
Presidencia de la República llevando como candidato a un miembro del
Partido Radical.
§ Has tocado un tema importante, el de la política de alianzas...
14. Jorge Arrate:
Allende siempre estuvo por una política de alianzas más amplia que
aquella que predicaba el Partido Socialista, y en ese sentido estuvo
más cerca del Partido Comunista que venía más de una tradición
dimitroviana, aquella del Frente Popular o Frente Antifacista. El
Partido Socialista era un partido que buscaba alianzas más estrechas
para configurar una fuerza de trabajadores que tuviera su propio
perfil. Al final yo creo que lo que hubo fue una síntesis de ambas
posiciones, porque la Unidad Popular fue una alianza donde había
partidos, llamémoslos de centro, de centro izquierda —cosa que el
Partido Socialista nunca quiso— como fue el Partido Radical, pero es
importante observar que quien encabezaba la alianza era un militante
socialista.
§ No me contestaste a la pregunta de si él planteaba que iba a construir el socialismo en Chile...
15. Jorge Arrate: ¡Sin
duda!, siempre, Allende siempre dijo que su candidatura era una
candidatura antifeudal, antioligárquica y antiimperialista, esto desde
el 58, y siempre dijo que era en vistas a la construcción del
socialismo. Incluso me parece que esta expresión que yo estoy usando es
la que está contenida en el programa de la Unidad Popular “en vistas a
la construcción del socialismo” o “para la construcción del
socialismo”. Lo más impresionante es que él usaba esta fórmula
oficialmente en todas partes. En el primer mensaje al Congreso dice:
“Mi gobierno se propone construir el socialismo y construir el
socialismo no como en Rusia de 1917, sino la segunda vía al socialismo
que los padres del marxismo Marx y Engels consagraron”, y bueno, allí
Allende trabajaba todo lo que fue una carta de Engels a Marx y una
famosa intervención de Marx en Ámsterdam en 1872 sobre la segunda vía o
la vía pacífica al socialismo o llamémosla democrática al socialismo.
En ese texto Marx admitía la posibilidad de que existiera esa vía.
16.
Para Allende era importante tener un fundamento en los textos
clásicos, sobre todo frente a una izquierda tan ideológica y tan
ortodoxa como era la izquierda chilena que acudía siempre a esos textos
para argumentar, pero él hablaba de la construcción del socialismo permanentemente
diciendo que era un socialismo a la chilena con vino tinto y
empanadas, que era un socialismo muy singular pero que era socialismo.
Ese socialismo significaba el llevar adelante la reforma agraria para
terminar con el latifundio, el llevar adelante la constitución de una
gran área de propiedad social, que incluía toda la gran minería del
cobre, del hierro, del petróleo y el carbón, que incluía además las
principales industrias del país, tanto las productoras de energía como
de la industria metalúrgica, cementera, textil, etcétera, y todo eso
incluía naturalmente reformas institucionales.
§ ¿Por qué crees que Allende insistía tanto en que el socialismo chileno tenía que ser con vino tinto y empanadas?
17. Jorge Arrate: Bueno,
había en los años 50, en los 60 un gran debate entre las vías
nacionales y la vía única al socialismo, entre el monolitismo y el
multicentrismo. era la época de Togliatti en el comunismo italiano,
cuando emerge Gramsci y los italianos comienzan a poner en cuestión el
monopolio direccional del Comintern—. En esa época el término vía
nacional quiere decir una vía que es específica a las condiciones
objetivas y subjetivas en las cuales se va a llevar adelante el proceso
hacia el socialismo y esa es la vía chilena que Allende grafica, muy
acertadamente creo yo, en la idea del socialismo con vino tinto y
empanada, o sea, a la chilena. Un socialismo a la chilena tal como
tiene que haber un socialismo a la boliviana, a la venezolana, a la
ecuatoriana y a la uruguaya. Cada país debe hacer su propio tránsito y
construir su propia realidad. Pero, a pesar de sus diferencias, estos
socialismos tienen muchos rasgos comunes, sobre todo entre los países
latinoamericanos, porque constituimos un conjunto de repúblicas que no
tendrían por qué estar desunidas, separadas. El sueño bolivariano es
una perspectiva fundacional del Partido Socialista.
5. El tema de la correlación de fuerzas
§ A propósito de que hablas de reformas institucionales, podrías decirnos ¿por qué no se planteó Allende ir a una reforma constitucional?
18. Jorge Arrate:
No hubo un gran énfasis en las reformas institucionales, ni en la
asamblea constituyente, ni en la cámara única, porque la Unidad Popular
no tenía una correlación de fuerzas que le diera garantías de que si
llamaba a una constituyente, la Constitución que íbamos a tener sería
mejor que la de 1925, esa es la verdad.
§ ¿Podrías ampliar más este tema de la correlación de fuerzas?
19. Jorge Arrate:
Si medimos las cosas desde el punto de vista electoral, Allende asume
la Presidencia con un 36% de los votos. En la elección de 1970 obtuvo
la primera mayoría relativa: había 4 candidatos y él ocupa el primer
lugar. Cuando ocurría esa situación en Chile, era el Congreso Nacional
el que tenía que determinar cuál sería el futuro presidente. No existía
lo que se llama el “balotaje”. La segunda vuelta electoral en Chile se
hacía en el Congreso. Éste definía entre las dos primeras mayorías.
Siempre se había definido por la primera mayoría, y en este caso
nuevamente se definió a favor de Allende, pero previamente hubo una
negociación con la Democracia Cristiana de lo que se denominó las
“garantías constitucionales”. Este partido puso como condición una
reforma constitucional para votar por Allende en el Congreso y así se
hizo, Allende fue electo en el Congreso y asumió con un 36% del voto
popular.
§ ¿Cuáles fueron esas condiciones que puso la Democracia Cristiana?
20. Jorge Arrate: Eran
condiciones relativas a la mantención de ciertas libertades básicas y a
limitaciones en el uso de los poderes de la Presidencia. Tenían
relación con las Fuerzas Armadas, con los medios de comunicación, pero
no recuerdo exactamente la letra de estas modificaciones.
6. Un proyecto demasiado heterodoxo para una izquierda ortodoxa
§ En alguno de tus textos, tú has dicho que la izquierda chilena era demasiado ortodoxa para el proyecto heterodoxo de Allende ¿podrías explicar por qué dices eso?
21. Jorge Arrate: Básicamente
porque se produjo en Chile, como también yo creo que en América
latina, una especie de efecto dominó hacia el marxismo-leninismo como
formulación aceptada y legítima del marxismo. El Partido Comunista
siempre se definió como tal y lo hizo en 1921 para poder ser parte de
la Comintern y cumplir las 21 condiciones que esa institución exigía,
pero aunque el Partido Socialista siempre se ha definido como marxista,
lo ha hecho aclarando que se trata de un marxismo enriquecido,
identificado por el devenir social. Lo que pasa es que luego sectores
del Partido Socialista quisieron definirse como marxistas-leninistas.
Al final hubo en la Unidad Popular cuatro partidos que se definían de
esa manera y hasta lo hizo el propio Partido Radical —que era un
partido socialdemócrata—. Además. fuera de la Unidad Popular estaba el
Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que se definía como
marxista‑leninista. Había muchos partidos marxista‑leninistas, porque
había una referencia a una cierta forma de codificación que era
básicamente la que había cultivado el Partido Comunista.
§ ¿Eso no tenía que ver Jorge con esta idea que desde el gobierno o desde el Estado tú puedes hacer todo siendo una minoría activa? Entiendo que frente a eso el proyecto de Allende entendía en forma muy distinta la forma de construir el socialismo...
22. Jorge Arrate: Mira,
yo creo que el Partido Comunista fue la fuerza política que estuvo más
próxima a lo que era la visión de Allende en el conjunto de episodios
que ocurrieron y decisiones que hubo que tomar, en cambio, el Partido
Socialista estuvo más descuadrado de la visión de Allende, aunque no
fue todo el Partido Socialista, porque buena parte de éste fue
allendista de toda la vida, fue allendista de primera línea y los
grandes colaboradores de Allende eran ministros y dirigentes
socialistas. Pero hubo un segmento importante del Partido Socialista
que tenía una profunda desconfianza de la vía elegida por Allende y yo
creo que eso se debía a que para el socialismo chileno la revolución
cubana fue un factor muy importante, particularmente para mi
generación. Yo diría que la revolución cubana se metió entre cuero y
carne en los socialistas chilenos. Incluso antes del triunfo, los
socialistas apoyaron la guerrilla de Fidel en la Sierra Maestra, cuando
era efectivamente una guerrilla. Pero la experiencia cubana generó en
el Partido Socialista, al igual que en el resto de América latina, la
idea de que lo que Allende había predicado desde 1952 era sospechoso.
Yo creo que había una asincronía entre ese partido —que era el partido
de Allende— y el programa que Allende trataba de impulsar.
23.
Ahora, en relación con el Partido Comunista, si bien este partido tuvo
esa gran congruencia estratégica que señalábamos con el proyecto de
Allende, en el sentido que el Partido Comunista no participaba, pienso
yo, en aquella época, de la idea de la “minoría activa”, sino que era un
partido de izquierda convencido de la necesidad del trabajo de masas,
era, sin embargo, un partido muy ortodoxo en su posicionamiento frente a
la Unión Soviética. Pero, lo maravillosamente paradojal del Partido
Comunista era que, al mismo tiempo que tenía esa adhesión al modelo
soviético y a la línea Soviética, era un partido muy chileno, con mucho
vino tinto y empanadas. Y eso explica que haya sido el partido de un
Neruda, un Víctor Jara, una Violeta Parra, un Venturelli, esos grandes
intelectuales; un Inti Illimani o un Quilapayún. Todos ellos
profundamente enraizados en lo que es la idiosincrasia chilena. El
Partido Comunista tenía esa gran fuerza que yo creo que ha sido una
fuerza muy importante para su sobrevivencia después de 17 años de
persecución y 20 años de exclusión.
24.
Pero como era ortodoxo en relación a la Unión Soviética, seguía
sosteniendo la dictadura del proletariado. Yo trato de comprender que
lo que quería decir con ese término era que se trataba de una
democracia de trabajadores. Los socialistas, en cambio, en su documento
fundacional, y luego en su programa del 47, hablaban de una “república
democrática de trabajadores”. Yo creo que ese era un concepto muy
rescatable y muy interesante. Los comunista, en cambio, hablaban de
dictadura del proletariado y Allende precisamente decía “aquí no va a
haber dictadura del proletariado”. ¿Por qué esa contradicción?, porque
estaban hablando de cosas distintas, los comunistas estaban hablando
del concepto de que todo Estado es un aparato represivo y, por lo
tanto, el Estado de los trabajadores también iba a tener ese mismo
componente y, por lo tanto, también iba a ser una dictadura en ese
sentido, pero esa es una explicación muy alambicada cuando en el mundo
entero lo que se entendía por dictadura del proletariado era el sistema
de partido-Estado de Europa del Este o de la Unión Soviética.
25.
Entonces había una asincronía en lo ideológico, por un lado una
tendencia a una cierta ortodoxia en la línea de los manuales de Kusinen
y, por el otro, en el caso del Partido Socialista, una ortodoxia más
en la línea guevarista de la revolución cubana, y Allende no compartía
ninguna de esas dos cosas.
7. Avanzar al socialismo desde el gobierno
§ Ahora, fíjate, tú decías, cuando hablábamos de correlación de fuerzas, que él no contó con una mayoría en el Congreso nunca, yo quisiera que reflexionaras un poco sobre este socialismo, el primero en el mundo en el que se pretende avanzar hacia ese horizonte vía gobierno, no vía destrucción del aparato del Estado heredado. ¿Qué desafíos hay que enfrentar para avanzar hacia ese socialismo en estas condiciones y que papel desempeña el gobierno en estas circunstancias?
26. Jorge Arrate:
Mira, yo creo que este fue un tema muy debatido durante el periodo de
la Unidad Popular, debatido teóricamente. Se recurría a los clásicos y a
sus pensamientos, y a distintas experiencias. Hubo grandes debates.
Allende efectivamente tenía una correlación de fuerzas minoritaria en
términos electorales, pero puso en juego una correlación social de
fuerzas que le era favorable, porque la Unidad Popular tenía
aproximadamente los dos tercios o el 70% del movimiento sindical, es
decir, de los trabajadores organizados en los sindicatos, que en Chile
llegaron a ser muy importantes. En el año 73 esta cifra bordeaba el
millón de trabajadores y estamos hablando de una población de 10, 11
millones. Cuando asume Allende eran 600 mil, es decir que la
sindicalización aumentó un 60% o más en los 3 años de su gobierno, y ya
habían aumentado bastante en el gobierno de Frei. En el movimiento
estudiantil en todo Chile la izquierda era ampliamente mayoritaria, y
lo mismo ocurría en el movimiento de pobladores, de aquellos que no
tenían vivienda y participaban en la toma de terrenos. En esas tomas
Allende siempre se hacía presente. A las 5 de la mañana se tomaban la
población Santa Adriana, la población X, se tomaban los terrenos del
fundo tal… teléfono y Allende allí estaba en las tomas, junto con los
pobladores. Mataron pobladores en Puerto Montt, mataron a trabajadores
del cobre en El Salvador, allí estaba Allende.
§ ¿Tú dices que todo esto lo hacía antes de ser presidente?
27. Jorge Arrate:
Sí, antes de ser presidente. Creo que para usar ese viejo Estado,
había que poner en juego todo lo que era favorable y la correlación
social de fuerzas social era favorable a la Unidad Popular. Y aunque no
lo era la electoral, ésta significó más del 50% de los votos en abril
de 1971 en la elección municipal, cinco meses después que asumió el
gobierno. Entonces tampoco era tan desfavorable, pero había que haber
puesto en juego las fuerzas sociales, los dirigentes sociales, la red de
comités electorales que se habían creado a través de todo el país: los
Comités de Unidad Popular (CUP), cosa que no se hizo en la dimensión
que debiera haberse hecho. Poner en juego toda la fuerza de los
estudiantes en los trabajos voluntarios —eso fue maravilloso en la
época de la Unidad Popular—; poner en juego los centros de madres,
comenzar a transformarlos en centros donde hubieran una conciencia de
derechos de las propias mujeres; poner en juego el movimiento de
pobladores que ya mencioné, la cultura que realmente fue exuberante, el
surgimiento de la nueva canción chilena, el surgimiento de la editorial
Quimantú.
28.
Entonces, primero, había que poner en juego todas esas fuerzas que
estaban en la sociedad y, segundo, había que poner en juego los botones
del tablero de gobierno, apretar esos botones. Y apretar esos botones
fue algo que se hizo y se hizo, mirándolo retrospectivamente Marta, de
una manera muy impresionante. Estamos hablando de un periodo de menos
de 3 años, estamos hablando de mil días y en esos mil días hay que ver
todas las empresas que pasaron a formar parte del área de propiedad
social. La nacionalización del cobre fue aceptada por todos, hasta por
la derecha que votó a favor en el Congreso. La Democracia Cristiana
también estuvo de acuerdo con muchas de las empresas, nadie ponía el
grito en el cielo porque se nacionalizaba la banca. Claro que hay que
recordar que era una época en la que las nacionalizaciones no habían
sido prohibidas por los acuerdo de Bretton Woods, por el Fondo Monetario
y el Banco Mundial: Francia nacionalizó sus bancos algo después.
29.
Chile logró en 3 años reunir en el áreas de propiedad social, incluida
la agricultura, aproximadamente el 70% del producto interno bruto. Se
trataba solo de un 1% de las empresas que había en Chile, porque las
pequeñas empresas no eran parte del programa de nacionalización del
gobierno, habían más de 30 mil empresas y las que se incorporaron al
área de propiedad social mediante la nacionalización constitucional, la
aplicación de la negociación, la compra de acciones en el mercado, la
negociación directa o la intervención o requisición —que eran los
mecanismos más complejos—, fueron 300 y tantas empresas, un número
reducido, pero representaban un volumen muy importante de lo que era al
capacidad productiva del país.
30.
La Reforma Agraria —que entre otras cosas benefició a muchas
comunidades Mapuches que tuvieron acceso a las tierras de las que habían
sido despojadas—significó el término del latifundio en Chile. Cuando
Pinochet se hizo cargo del gobierno en Chile el año 1973, no quedaban
latifundios en el país, es decir, grandes extensiones de tierra que no
estuvieran explotadas, que estuvieran simplemente ahí por el valor que
tenía la tierra para sus propietarios, eso ya no existía.
31.
Entonces, desde los botones, desde los mando de ese gobierno —que era
parte del viejo Estado— se dio un paso gigantesco adelante en términos
de materias que no han sido reversibles. Por supuesto que la mayor
parte de las cosas que hicimos durante la Unidad Popular fueron
revertidas por la dictadura y posteriormente sabemos lo que ha
ocurrido, pero la nacionalización de las cuatro grandes empresas del
cobre nunca se revirtió, hasta hoy son empresas públicas, del Estado
100% y han significado miles de miles de millones de dólares de
ganancias para el Estado de Chile con los que se han financiado desde
la dictadura hasta el gobierno de Piñera, las distintas políticas
sociales que hay en el país. Aunque también hay que decir que hoy la
producción pública de cobre en Chile es una fracción minoritaria de
dicha producción, porque las nuevas explotaciones están en manos de las
transnacionales.
32.
Por otra parte, tampoco se revirtió la Reforma Agraria, porque no se
reconstituyó el latifundio, sí se aplicaron políticas que despojaron a
campesinos que se habían convertido en dueños de su tierra o que
participaban en comunidades o cooperativas y se generó una agroindustria
de gran dimensión, pero el viejo latifundio tampoco pudo
reconstituirse y eso desde el gobierno.
8. El factor militar no depende sólo de las armas
§ Tú no has mencionado el factor militar...
33. Jorge Arrate:
Bueno, yo creo con Gramsci que la correlación de fuerzas militares es
en último término, como dice Gramsci, decisiva. ¿Qué quiere decir en
último término?, que lo es cuando se produce una confrontación o cuando
el proceso sigue adelante hasta llegar a un punto de no retorno, en
donde lo que nace es un nuevo Estado que reemplaza al viejo Estado,
¿Por qué digo esto?, porque la correlación de fuerza militar es muy
importante en una transición democrática al socialismo, pero es
importante no necesariamente en el sentido de los balazos, no se trata
de que todos los barcos se pongan a lanzar cañones y los aviones bombas
y los ejércitos tanques.
34.
La correlación de fuerza militar es una correlación virtual, es algo
que se aprecia en el campo de batalla, en el campo de juego digamos, en
el campo de análisis, ¿Cuál era la correlación de fuerzas militares en
el caso de Allende? Era en principio desfavorable, pero aun así podía y
debía ser intervenida en busca de un mejoramiento. Ese era el
pensamiento de Allende. El decía que las Fuerzas Armadas son
profesionales, tienen una tradición profesional: “No es que yo sea
ingenuo y tonto y piense que nunca han intervenido en política, que no
van a intervenir nunca en política pero yo tengo que reforzar esa
tradición profesional y, por lo tanto, tengo que decir que nunca van a
intervenir en política, que son ejemplares, porque han sido
profesionales, porque cumplen su función de preservar la paz y las
fronteras de Chile y que están sujetas y aceptan la sujeción al poder
constituido en el gobierno, al poder civil, generado por la civilidad,
democráticamente.” La estrategia de Allende es una estrategia de
contención de los gérmenes golpistas que obviamente hay en las Fuerzas
Armadas, los había desde antes que asumiera Allende: recuerda que fue
asesinado el comandante en jefe del Ejército, en un intento de
imposibilitar que el Congreso elija a Allende, y luego, el comandante
en jefe que tiene Allende durante los mil días, más precisamente hasta
los último diez o 20 días, el general Prats, es luego asesinado en
Buenos Aires en 1974 ¿Por qué ocurre eso?, porque el general Prats
expresa la política profesional del ejército. Eso no quiere decir que
las Fuerzas Armadas sean neutrales o que no formen parte del viejo
Estado, y que no sean decisivas en última instancia. Lo que quiere
decir es que hay políticas que pueden, en determinadas condiciones,
controlar el desarrollo en las Fuerzas Armadas de intentos de detener
el avance del proceso y, al mismo tiempo, se puede ir generando a su
interior una fuerza que sea partidaria del proceso. Esto se dio en
Chile: hubo generales y coroneles y altos oficiales de la Aviación, del
Ejército, de Carabineros que eran partidarios del proyecto de la Unidad
popular, pero no puedo decir lo mismo de la Marina. Si bien había en
la Marina altos oficiales que eran profesionales, ésta era la rama de
las Fuerzas Armadas que tenía un mayor potencial conspirativo y que
estaba más masivamente en contra de lo que fue el proyecto de la Unidad
Popular.
35.
La correlación militar es siempre decisiva, pero no necesariamente
tiene que ser utilizada, porque la batalla que estamos dando es una
batalla política, social y cultural. La batalla política se da en las
elecciones: cuando se eligen representantes en todos los organismos que
hay en el país. La batalla social se da a través de la participación de
todos los trabajadores, se da en los consejos de empresas, se da en
los barrios, se da en las escuelas, se da en las universidades, se da
en todos los espacios donde hay convivencia social y donde hay que
generar participación: una participación abierta no cerrada a los
partidarios y que significa que, en determinadas circunstancias se
puede perder una instancia, una asamblea, un consejo participativo,
pero hay que seguir luchando para tratar de ganarlo, es decir, hay que
poner un empeño tremendo en la lucha política, en la lucha social y en
la lucha cultura. La batalla cultural consiste en ir ganando la
hegemonía o lo que alguien llamaba: la superioridad espiritual y moral.
36.
Yo diría que las correlaciones de fuerza que se dan generalmente en
países como los nuestros, cuando hay un proyecto de transición al
socialismo, son estrechas y, por lo tanto, siempre hay que moverse
políticamente, hacer el cálculo y la estimación política de las fuerzas
con que se cuenta, llegar hasta el borde, hasta tensionar esa frontera,
como dijo Sartre a los estudiantes del 68 francés: “Lo que ustedes han
hecho es ampliar la frontera de lo posible”. Eso es lo que hay que ir
haciendo sobre la base de un gran despliegue político, social y
cultural.
§ ¿Tú compartes entonces la idea de que no puede haber socialismo si no se convence a la mayoría?
37. Jorge Arrate:
¡Por supuesto! Yo creo que no se puede hacer socialismo sin convencer a
la mayoría y sin tener siempre un respeto por la minoría.
9 ¿Pudo Allende haber hecho más?
§ En estos límites en los cuales se inicia el gobierno de Allende y se inician todos estos socialismos nuevos hoy en América latina, ¿tú crees que Allende y su gobierno extremaron las posibilidades dentro de esos límites o hubo un momento en que tú crees que pudo haberse hecho más y no hubo audacia suficiente?
38. Jorge Arrate:
Tengo dudas, porque estoy revisando los hechos 40 años después. Yo
trabajé los primeros meses en La Moneda a metros de la oficina de
Allende. Entonces tenía 29, 30 y 31 años y tenía un gran amigo con el
que compartimos oficina: Arsenio Poupin, que es una de las personas
desaparecidas durante el golpe militar. Con él tomamos la costumbre de
referirnos a Allende de un modo distinto según cual fuera nuestra
apreciación sobre lo que estaba haciendo: cuando no nos parecía lo que
estaba haciendo le decíamos presidente, cuando éramos más bien
neutrales le decíamos doctor y cuando estábamos de acuerdo le decíamos
compañero. Él se dio cuenta y nos miraba con una sonrisa irónica como
diciendo: “Estos mocosos, estos niños”, ¿no? En esa época yo pensaba
que debíamos haber sido más audaces, pero 40 años después pienso que la
mayor parte de las veces yo tendría que haberle dicho compañero. Pero
hay algunas cosas en las que a lo mejor, le habría dicho doctor o
presidente, aunque dejo el beneficio de la duda, porque es muy difícil
decirlo asertivamente. Creo que hubo coyunturas, que hubo
circunstancias en que Allende, haciendo uso de sus facultades, pudo
haber tensionado más quizás la situación, pero también entiendo que
hacerlo implicaba un riesgo, era el riesgo de adelantar el golpe, pero a
la vez no hacerlo implicaba otro riesgo que era el riesgo de dejar que
el golpe se acercara y se acercara. Es muy difícil tener un juicio
correcto al respecto.
§ Y ¿qué circunstancias especialmente crees tú que fueron desaprovechadas?
39. Jorge Arrate:
Yo creo que se desaprovecharon algunas circunstancias para hacer un
plebiscito en buena posición, por ejemplo, después de la elección
municipal de abril de 1971, se pudo haber hecho alguna forma de
referéndum, buscando la expresión de la mayoría popular en un tema
importante, pero no se hizo. Posteriormente, se dio otra circunstancia
cuando se produjo un gran debate a fines del 72 sobre el área de
propiedad social. Ese tema estaba un tanto indeterminado. Ya yo nombré
varias de las grandes empresas, pero ¿cuáles otras? No había una lista
clara. Eso generaba incertidumbre. Era conveniente saber cuáles eran
las empresas que pasarían a esa área, entre otras cosas para no tener
problemas con los trabajadores, que querían tomarse empresas que no
entraban en el área de la propiedad social, que no estaban en el
programa de la Unidad Popular. El Partido Socialista propuso hacer un
plebiscito sobre este tema, pero la idea no fue aceptada ni por Allende
ni por el Partido Comunista en ese momento. Al final Allende se decidió
a convocar un plebiscito y esa decisión se la comunicó a su comandante
en jefe del Ejército —nombrado sólo hacía unos días luego de la
renuncia del general Prats—- y a los otros comandantes en jefe de las
Fuerzas Armadas. Ese comandante en jefe era Augusto Pinochet y esto
adelantó el golpe.
40.
Por otra parte, yo creo que él tenía facultades que no utilizó para
intervenir los altos mandos de las Fuerzas Armadas. Es cierto que la
reforma constitucional que se denominó “garantías constitucionales”
limitó estas atribuciones, pero no las suprimió del todo. Los
socialistas le hicieron una propuesta al respecto para intervenir
severamente los mandos militares haciendo uso de atribuciones legales,
pero tampoco se tomó esa medida porque el grupo de militares
profesionales que encabezaba el general Prats no quería que se diera lo
que él consideraba una especie de razzia. En ese momento Allende se
vio obligado a elegir: o mantenía la lealtad de oficiales
distinguidísimos y realmente profesionales como Prats, que era una gran
persona, un gran ser humano, o perdía este apoyo y adoptaba esta
decisión con los mandos militares. Yo creo que esos fueron los espacios
que quizás pudieron haberse utilizado y que habrían podido, quizás,
generar otro resultado final, pero digo, esto, y lo repito, lo digo con
el máximo de los temores porque soy general después de la batalla.
10. El papel de los trabajadores en las empresas
§ Tú hablaste de área de propiedad social, ¿Cuál era el papel de los trabajadores? ¿Cómo veía la Unidad Popular, el programa de Allende, el papel de los trabajadores en estas empresas que habían sido nacionalizadas?
41. Jorge Arrate:
Bueno, uno entra al programa de la Unidad Popular y el primer capítulo
se llama “el poder popular” y allí se desarrollan una serie de ideas
sobre este tema. Y lo primero que hace el gobierno es comenzar a
elaborar un acuerdo con los trabajadores. En Chile la representación
histórica que los trabajadores tuvieron siempre, fueron los sindicatos
que se habían constituido y conformado a la vera de los desarrollos de
los partidos políticos de izquierda. Se firmó un convenio entre la
Central Única de Trabajadores (CUT) y el gobierno.
§ ¿Cuál era la correlación de fuerzas dentro de la CUT?
42. Jorge Arrate: Su presidente, su secretario general y un 70% de sus dirigentes eran de la Unidad Popular. El convenio que se llamó “convenio de administración CUT-gobierno”. Éste obligaba
al gobierno a generar un consejo de administración en todas las
empresas que se incorporaran al área de propiedad social. Este consejo
debía asumir las facultades que en las empresas capitalistas tenían el
presidente y los directores de la empresa.
§ ¿Cómo estaba compuesto este consejo?
43. Jorge Arrate:
Estaba compuesto por 5 representantes de los trabajadores: 1
representante de los profesionales, 1 representante de los técnicos y 3
representantes de los obreros, 5 representantes del gobierno y un
presidente que era designado por el presidente de la República. Eran
once miembros. Estos consejos de administración funcionaron en
bastantes empresas. Desgraciadamente no hay una investigación acuciosa
sobre el tema, pero sabemos que funcionaron muy adecuadamente en la
mayor parte de las empresas del área industrial, pero creo que con más
dificultades en el sector minero, porque allí, como en algunas otras
empresas, tendió a producirse un conflicto de competencia entre el
sindicato y los trabajadores que eran miembros del consejo.
§ ¿Cómo eran electos esos trabajadores miembros del consejo, lo recuerdas?
44. Jorge Arrate:
Pienso que en asamblea la mayor parte de los casos y seguramente en
las empresas más grandes a través de urnas, pero no lo recuerdo. El
sistema era un sistema de co‑administración de las empresas. En algunos
lugares hubo grandes éxitos en la incorporación muy importante de los
trabajadores. Recuerdo la experiencia de la Editorial Quimantú, en la
que me tocó participar durante unos meses cuando se inició el gobierno.
Esta fue una de las primeras empresas que fue incorporada al área de
propiedad social, te estoy hablando de febrero o marzo del 71, cuando
recién se habían incorporado algunas empresas textiles y algunas
cementeras. Quimantú era la más grande editorial de Chile y se
convirtió en una empresa del área de propiedad social con un consejo de
administración donde se integraron 5 trabajadores. En esta empresa
hubo una real participación de los trabajadores y marchó muy bien
durante los 3 años de su existencia.
11. Un balance final
§ Por último, ¿qué crees tú que es fundamental rescatar de la experiencia de Allende para la construcción del socialismo que hemos llamado del siglo XXI y qué cosas hay que evitar reproducir?
45. Jorge Arrate:
Yo diría lo siguiente como síntesis: creo que hay que apretar todos
los botones de los que uno dispone inteligentemente, por ejemplo, no
debimos dejar morir los Comités de Unidad Popular, que fueron un gran
instrumento en la campaña presidencial de Allende, que se crearon en
todo Chile y dejaron una herencia que significó base de apoyo para las
juntas de abastecimientos y precios cuando hubo desabastecimiento, que
significó apoyo a las juntas de vecinos. Terminada la campaña no se supo
darles tareas y terminaron por desaparecer.
46.
Insisto en que es necesario desplegar toda la potencialidad política,
toda la potencialidad social y toda la potencialidad cultural. No hay
que dejar ningún botón, por poco importante que sea, que no sea
activado, siempre que se pueda activar visto el cálculo de riesgo. Y
quiero aclarar que no estoy diciendo que a tontas y a locas haya que
hacer todo al mismo tiempo. Lo que quiero decir es que la gran fuerza
que puede tener un proceso de transición al socialismo es poner en
juego todas sus fuerzas, aunque resulte redundante, es su fuerza la que
va a generar más fuerza, por lo tanto ninguna de esas fuerzas puede
ser estéril.
47.
Creo que hubo también dos fenómenos que hay que evitar: uno es el
exceso de voluntarismo, ese “vamos con todo” o “en el camino se arregla
la carga”. Ojo, no se puede hacer todo al mismo tiempo, eso es
imposible, en estos procesos tiene que haber una estrategia, es como un
tablero de ajedrez, tiene que jugarse tan bien como un juego de
ajedrez, si no, si es a pura voluntad, si sacamos a tontas y a locas
todos los peones, los alfiles, los caballos, vamos a terminar por dejar
al rey solo y capaz que nos den jaque mate.
48.
El otro es el sectarismo. En la Unidad Popular hubo sectarismo: se
rechazaba al que no estaba del mismo lado, pero no sólo eso, a veces se
rechazaba al que no estuvo siempre al mismo lado. El sectarismo
termina en algo que en la historia del socialismo chileno se transformó
en una frase: “el partido de los duros, los puros y los maduros”. Aquí
sólo necesitamos a los duros, a los puros y a los maduros, a los
“indispensables” como los llamaba Brecht, a aquellos que luchan toda la
vida. Lo que se perdía de vista con ese enfoque sectario era que, para
construir el socialismo democráticamente y por mayoría, necesitamos
también a los que luchan aunque sea un minuto. Tenemos que acumular y
sumar hasta a los que luchan un minuto. Por supuesto que los
indispensables van a ser siempre indispensables, pero tenemos que
recaudar todas las voluntades, todos los pedazos de voluntad, todos los
minutos de voluntad para ponerlos juntos. ◄
* Jorge Arrate, Político, economista, escritor. Ministro durante la Concertación en varias ocasiones y en 2009 candidato presidencial de la izquierda.
RUMBO AL ESTADO COMUNAL
El Chile actual (chilenos jovenes nacidos post dictadura) conocen o saben muy poco acerca de este hombre que quiso cambiar al Chile que se debatia entre la pobreza...la dictadura de la derecha ..las injusticias y la inequidad..fue muerto por sus opositores.. la derecha y EE.UU. qu exito de este gobierno socialista que llego al poder por la via del voto popular se hiciera carne en esta America Latina esclavizada por EE.UU.
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