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miércoles, 24 de agosto de 2011



EL BUEN VIVIR Y EL EXTRACTIVISMO



Lunes 22 de agosto de 2011
Revista Insurreccion nº 282


La concepción del desarrollismo y el progreso subyace en la ofensiva de la minería extractivista en Nuestramérica.

¿Qué clase de desarrollo necesitan nuestros pueblos y qué tipo de progreso?, ¿cuáles son las verdaderas necesidades que debemos cubrir?

Las necesidades ingentes de recursos que los gobiernos de nuestros países requieren para los Planes Nacionales de Desarrollo y la implementación de las políticas públicas, la inserción en el sistema mundo capitalista y la ausencia de una mirada holística, donde se pone en el centro los intereses del Capital y no a la vida, la naturaleza y en ella al ser humano, marcan los derroteros de la última década del siglo XX y la primera de éste, cuando el asalto a nuestros territorios y recursos se desató y las compañías transnacionales mineras, aliadas a los capitalistas criollos, quieren desguazar nuestras naciones, arrasando y depredando, a costa del futuro de nuestros hijos, destrozando el patrimonio ambiental, los recursos acuíferos, la estabilidad de los pobladores, sus culturas y vida.

Los gobiernos legislan para el gran capital

Buena parte del continente sudamericano y parte del istmo centroamericano y el Caribe, están bajo regímenes de centro y centroizquierda, gobiernos con raigambre popular que irrumpen quebrando décadas de neoliberalismo, con la gran secuela de catástrofe social. Las urgencias de inversión extranjera, relativizan las legislaciones, promueven las ganancias y flexibilizan las relaciones laborales. El porcentaje de exportaciones para los años 2005 a 2007, vinculado a la minería extractiva, sobrepasaba el 50 por ciento, en el caso de Brasil que es la menor, para llegar al 93 por ciento de Venezuela que es la mayor.

¿Qué ha cambiado? En Bolivia, Venezuela, Ecuador, sobre todo el porcentaje en las regalías, en la propiedad de las empresas creadas y en los proyectos de extracción del capital nacional, en la nacionalización de los recursos mineros. En Chile, Argentina, Brasil, Colombia, Perú, México, la apertura es total e incluso en términos de responsabilidad ambiental son casi nulas las exigencias.

El problema, desde la óptica de los gobiernos, se mira en la cantidad de dinero excedentario que se pueda recoger con regalías, impuestos, ganancias. Desde las transnacionales, es el máximo de ganancia que conlleva la corrupción, la violencia, la trampa fiscal.

La segunda fase del asalto a nuestras tierras

Según Raúl Zibechi, estamos en una segunda fase de privatizaciones, del neoliberalismo. Ya no tienen nada más que comprar, ahora vienen de nuevo por los recursos minerales en una suerte de neocolonialismo, que está conllevando graves consecuencias ambientales, culturales y humanas. Son cientos de compañías sobre todo canadienses y estadounidenses, sin descontar las propias sudamericanas, las chinas, sudafricanas e indias.

Es un plato suculento, pues los altos precios de las materias primas, oro, plata, platino, cobre, estaño, níquel, hierro, litio, coltán, combustibles fósiles, etc., desatan la solicitud de inversiones en esta tierra pródiga. Solo en México hay más de doscientas compañías canadienses explotando el suelo, al calor del NAFTA. Todo el territorio Latinoamericano ha vuelto a ser cuadriculado, para entregarlo en concesión a las multinacionales.

La minería transnacional no consulta las necesidades de la comunidad adonde extrae los recursos. Incluso de acuerdo a investigaciones, el modelo Colombiano de desplazar a los pobladores a sangre y fuego se viene implementando en México, en Centroamérica y en algunas regiones de Perú. Los planes de desarrollo en infraestructura también vienen signados por las exigencias de las transnacionales. La infraestructura vial, portuaria y de comunicaciones se desarrolla en plena concordancia con el carácter exportador de la economía. Los grandes proyectos continentales como la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura de Suramérica –IIRSA- están diseñados por ellos y para ellos.

En Nuestramerica solo Brasil y Argentina han desarrollado ciencia e industria propia. Es que otra secuela de los contratos firmados, que son elaborados por las mismas transnacionales de espaldas a las necesidades de los pueblos y no conllevan transferencia tecnológica, ni tiene exigencias de construir una infraestructura de servicios y tecnológica para la misma industria. Abren el hueco, arrasan, extraen indiscriminadamente, incluso dejando gran cantidad de materia en el subsuelo y se van a depredar y arrasar en otra parte.

Yasunizar el planeta

No ha sido camino de rosas la nueva oleada colonial sobre nuestras tierras. Centenares de protestas, comunidades alzadas contra las transnacionales, muchas víctimas, mucho sufrimiento, sobretodo una Resistencia cada vez más acendrada en la conciencia de nuestros pueblos y con ella la actitud de gobiernos que van encaminando de forma diferente la relación con los recursos y su explotación.

Son ya decenas de ejemplos en Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Colombia, Argentina, Brasil, México, Costa Rica, Guatemala, donde los pueblos en resistencia han parado o transformado operaciones depredadoras y dañinas, logrando defender tanto los recursos acuíferos y ambientales, como la soberanía nacional.

Ecuador está planteando dejar sin explotar el petróleo del parque natural del Yasuní, en la Amazonía, a pesar que tiene unas reservas cercanas a los 1.000 millones de barriles. Se acoge a los acuerdos de Kioto, que establece que los países altamente industrializados y contaminadores deben pagar a los países que ayudan a descontaminar el planeta. Ecuador calcula que si se queman los hidrocarburos del Yasuní, se contaminaría con cerca de 500 millones de toneladas de dióxido de carbono, que es equivalente a la contaminación que ocasiona un país industrializado como Brasil, en un año. Por eso pide una indemnización por no contaminar, equivalente a la mitad de lo que costaría vender esos combustibles, es decir, que los países contaminadores le paguen a Ecuador cerca de 3.600 millones de euros. Hasta el momento, esta propuesta ha tenido oídos sordos en el mundo desarrollado.

Sin embargo, en las luchas de los pueblos, ya viene andando el verbo “yasunizar” como: "un término de la nueva geopolítica ambiental para describir el acto de protección de sitios con especial valor ecológico y cultural o como las acciones que evitan la contaminación y preservan la vida en el planeta". Hay varios países en donde se levantan propuestas de yasunización.

El Buen Vivir

Las prioridades humanas, que las marca el sistema mundial predominante, donde el consumismo es combustible para la producción, desligada de las reales necesidades, arrasan cada vez más a la Madre tierra, con nefastas consecuencias para todos. Hambrunas, ausencia de agua, aceleración del cambio climático, rompimiento de la capa de ozono, enfermedades, ruptura del equilibrio, depredación de la flora y la fauna, etc, son parte de los daños colaterales, de los megaproyectos, como la gran minería.

Somos parte de la naturaleza, la especie más inteligente y con capacidad adaptativa que jamás ha existido, pero eso no nos hace centro ni dueños del entorno que nos abriga. Por el contrario, si concebimos que somos una unidad con el conjunto natural, con la naturaleza, entenderíamos de debemos revalidar los conceptos de “desarrollo” y “progreso”, que se fundamentan en la sobre explotación del hombre y la naturaleza, para sustentar los indicadores de crecimiento económico ininterrumpido.

Para el capitalismo, el centro es la ganancia y la reproducción ampliada del capital, sin importar que se degrade a la humanidad, se contamine y se aniquile la naturaleza. La civilización burguesa tiene en grave riesgo la continuidad de la vida en el planeta.

Por eso, necesitamos construir otra propuesta civilizatoria, que ponga al centro la armonía y la cualificación de la vida y la protección de la naturaleza. Hay que salvar el planeta para salvar la humanidad. Por eso, la Pachamama, la Madre Tierra, debe ser objeto de derecho, como lo ha establecido Ecuador, donde la protección de la naturaleza es un derecho fundamental.

El Buen Vivir, hace parte de las nuevas propuestas civilizatorias, es la economía para la vida, donde se superan los conceptos de acumulación, mercado, explotación, desarrollo y progreso. Es la vida a plenitud, en armonía con la naturaleza y con la comunidad.

El Socialismo del Buen Vivir, es la alternativa a la crisis de civilización que padecemos.


RUMBO AL ESTADO COMUNAL

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