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domingo, 5 de junio de 2011

EL MOVIMIENTO PÒPULAR Y LA REVOLUCION



La movilización del próximo martes 7 de junio se inscribe en una campaña nacional contra la impunidad y la criminalización del movimiento popular. Un maltrecho, desarticulado y debilitado movimiento popular ha venido realizando un encomiable esfuerzo unitario, de recomposición y articulación de fuerzas, de construcción de una agenda conjunta de luchas populares. Los siete puntos de acuerdo de la campaña son la expresión más inmediata de este trabajo militante.

Noticias de la movilización que vendrá

3 de junio

1. La movilización del próximo martes 7 de junio, convocada por diversas organizaciones que integran el movimiento popular, será uno de los sucesos políticos más importantes de los últimos tiempos en Venezuela. La iniciativa se inscribe en una campaña nacional contra la impunidad y la criminalización del movimiento popular, iniciada el 12 de mayo pasado. Unidad popular con Chávez, radicalización democrática de la revolución bolivariana, contra la agresión imperial, contra el reformismo y el burocratismo, además de los motivos que identifican la campaña, son algunas de sus principales consignas.

2. Viene precedida de un resurgimiento de la beligerancia y la deliberación crítica, atizadas por los resultados de las elecciones parlamentarias de septiembre pasado, siendo estos, a su vez, expresión de un proceso acelerado de burocratización de la política y predominio de la lógica del partido/maquinaria, fenómenos que incidieron en la desarticulación y desmovilización de parte importante de la base social del chavismo y, en los casos más extremos, en su hastío o indiferencia por la política.

3. Han sido poco más de ochos meses intensos, fecundos, de calibración de las amenazas, de apuesta por la audacia. El partido, no la forma-partido, sino el partido realmente existente, ha sido sometido a revisión, y de aquel proceso ya vendrá un balance. Pero más allá de esto, ha vuelto a hablarse de la política revolucionaria y de masas más allá del partido. Ha vuelto a hablarse de la necesidad de un Polo Patriótico que aglutine a las fuerzas dispersas, con la diferencia de que éste ya no podrá ser el viejo Polo, suma de partidos y espacio de repartición de cuotas de poder.

4. En este contexto, un maltrecho, desarticulado y debilitado movimiento popular ha venido realizando un encomiable esfuerzo unitario, de recomposición y articulación de fuerzas, de construcción de una agenda conjunta de luchas populares. Los siete puntos de acuerdo de la campaña contra la impunidad y la criminalización son la expresión más inmediata de este trabajo militante.

5. Este resurgimiento de la beligerancia y la deliberación crítica, esta revisión del partido realmente existente (la impugnación del partido/maquinaria, la discusión de las Líneas Estratégicas) y la incipiente rearticulación del movimiento popular, describen una tendencia, no exenta de múltiples riesgos, por supuesto, que apunta a la repolarización del chavismo, esto es, a la recomposición de fuerzas revolucionarias, a la cualificación del mismo proceso bolivariano.

6. Si hoy podemos hablar de esta tendencia, es en razón de un ingente esfuerzo colectivo que involucra a Chávez, como líder del proceso, y a los elementos más avanzados, lúcidos y comprometidos dentro del propio gobierno, en el movimiento popular e incluso dentro del partido.

7. Bien sabemos que muchas amenazas se ciernen sobre la revolución bolivariana, desde afuera y desde dentro. En las últimas semanas hemos vuelto a constatar que nuestra revolución no está exenta de profundas contradicciones. Si hoy no hay margen para la ingenuidad de los primeros años, si hoy sabemos el daño que pueden ocasionar los corruptos, los burócratas, los oportunistas, los policías del pensamiento, también es cierto que estamos obligados a identificar aquello que nos hace fuertes.

8. Nos hace fuertes el reconocimiento de nuestra propia fuerza y el conocimiento, al detalle, pormenorizado, de nuestros adversarios, de adentro y de afuera. Va dejando de ser tiempo de proclamas indignadas contra la “derecha endógena”, de resentimiento contra la “burocracia”, en abstracto.

9. Es tiempo de superar, en la medida de lo posible, la desconfianza mutua que se profesan funcionarios y movimientos. Entre los primeros predomina cierta tendencia a concebir a los movimientos como grupúsculos de resentidos, indisciplinados y pedigüeños. Entre estos últimos, aunque en menor medida, predomina la tendencia a concebir a los funcionarios como burócratas, incapaces y acomodados. Los hay de ambos, quién puede dudarlo: resentidos y burócratas. Con frecuencia se acusa la inmadurez política de los movimientos, su eterna incapacidad para comprender lo que implica ejercer funciones de gobierno. Pero estas acusaciones tienen su razón de ser, la mayoría de las veces, en la senilidad política de los funcionarios que creen poder gobernar sin escuchar al pueblo organizado.

10. Superar la desconfianza mutua entre funcionarios y movimientos no es evitar el conflicto. Se trata, al contrario, de gestionar el conflicto de la manera más democrática posible, partiendo de un acuerdo fundamental: la necesidad de empujar este proceso por la vía revolucionaria.

11. ¿Empujar por la vía revolucionaria en alianza con cuáles funcionarios? Principalmente, con los funcionarios que han entendido que la revolución no se hará desde el Estado, sino baipaseándolo; con el funcionariado que ha entendido que el socialismo no será posible defendiendo un aparato de Estado esclerosado, ineficiente, excluyente, clasista, anti-popular. Es en este contexto que tiene sentido hablar de la idea-fuerza: “nueva institucionalidad”.

12. ¿Empujar por la vía revolucionaria con cuál movimiento popular? Con aquel que sea capaz de hacer inventario de sus debilidades, para superar los viejos vicios de lo que alguien ha llamado la izquierda exógena – conservadora, anti-popular. Un movimiento popular que asuma como tarea evitar el camino fácil de la autocompasión: la figura del militante triste que, en tanto que lucha contra la injusticia, considera la mayor de las injusticias el que nadie tome en cuenta su lucha; un movimiento popular que evite la automarginación: la figura del militante puro, preclaro, con “conciencia de sí” y siempre conciente de la inconciencia de los otros, superior moralmente, elite divina, minoría eterna, y que, por tanto, puede prescindir de su contacto con el pueblo pobre, a menos que sea para dictarle lecciones; un movimiento que combata el “ombliguismo”, que no se siente a esperar que Chávez construya movimiento popular. A los movimientos les vendría bien una buena dosis de debate franco sobre estos y otros asuntos, con su respectiva redefinición, si fuera el caso, de líneas estratégicas.

13. Ni estatolatría ni “movimientismo”. Ambos suponen la clausura de la política revolucionaria con horizonte estratégico. Ni ejercicio cínico y autoritario del poder ni la ingenuidad de los que renuncian a “contaminarse” con el poder estatal.

14. Chávez ha dado un importantísimo paso al fraguar la alianza con el Movimiento de Pobladores. Cuánto tiempo ha debido pasar, cuántas barreras han debido superarse, cuántos obstáculos persisten. Sin embargo, esta alianza, más que la conquista parcial de un movimiento particular, es un índice de la otra política posible y necesaria: popular y revolucionaria.

15. El mismo Chávez ha dado señas de la necesidad de multiplicar la interlocución: motorizados, buhoneros, jóvenes del barrio, etc. Entiéndase: la identificación de sujetos al margen, invisibilizados, tanto como la alianza con movimientos, tiene como propósito impulsar una política para el pueblo hastiado e indiferente. En este sentido, una y otra vendrían a ser tan importantes como el lanzamiento de nuevas Misiones (Agro, Vivienda, Trabajo) o el relanzamiento de las viejas (Barrio Adentro).

16. Por todo lo anterior, la del próximo martes 7 de junio no es una movilización más. Será uno de los sucesos políticos más importantes de los últimos tiempos, uno que entraña mucho de balance y prospectiva. Un capítulo clave en esta historia. Una demostración de fuerza de movimientos que la revolución necesita fuertes, ahora más que nunca. Como bien ha sabido verlo la gente de Tiuna el fuerte: una manifestación, que es también una fiesta, celebración. Una buena noticia.

RUMBO AL ESTADO COMUNAL

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