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jueves, 13 de noviembre de 2014

CARLOS MARX Y LAS COMUNAS VENEZOLANAS

Por: Nelson Ures, Militante de la RNC
Una de las virtudes que tiene la portentosa obra de Carlos Marx es que nos provee de un método de análisis y acción transformadora a los revolucionarios, con una vigencia renovada en la lucha que actualmente libran los pueblos del mundo contra la opresión imperial capitalista en sus diferentes expresiones. Un método científico, un instrumento liberador que ha de formar parte de nuestro morral en el combate cotidiano en cada uno de los frentes que nos corresponde. La revolución bolivariana, en las actuales circunstancias y desafíos, además de contar con el legado del Comandante Hugo Chávez, con la tradición de lucha consecuente en cada periodo histórico, requiere elevar su nivel teórico e ideológico para enrumbar su proceso histórico por senderos victoriosos, allí, las enseñanzas de Carlos Marx, sin duda, son de valiosa ayuda. En razón de lo antes expuesto, nos proponemos, con modestia, relacionar algunas de las tesis del marxismo con las experiencias que desde la Red Nacional de Comuneras y Comuneros, estamos impulsando en varios espacios de la geografía venezolana, con la principal intensión de contribuir con un debate que consideramos muy necesario en estos momentos. En uno de los textos clásicos de Carlos Marx, Contribución a la Critica de la Economía Política, cuyo prologo fuera escrito en Londres en enero de 1859, la brillante mente de este científico social, construye una de sus principales tesis, la cual se erige como fundamental en lo que conocemos como el método materialista histórico, por medio del cual podemos acceder a la comprensión de las fuerzas que operan en la sociedad humana para su desenvolvimiento general. Marx, analizando de manera crítica las posturas filosóficas de Hegel, concluye que “…las relaciones jurídicas, así como las formas de Estado, no pueden explicarse ni por sí mismas, ni por la llamadaevolución general del espíritu humano; que se originan más bien en las condiciones materiales de existencia…la anatomía de la sociedad hay que buscarla en la economía política”. A partir de esta premisa Marx llega a una importante conclusión, la cual formula de manera magistral así: “…en la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad, estas relaciones de producción corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real, sobre la cual se eleva una superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas sociales determinadas de conciencia. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia de los hombres la que determina la realidad; por el contrario, la realidad social es la que determina su conciencia”. Esta verdad científica que nos ilumina de modo real la dinámica social, nos conduce a observar de manera crítica el proceso de construcción de Comunas en Venezuela, las cuales no pueden asumirse en su edificación desde los mandatos jurídicos o como formulas atadas a designios institucionales, obviando la base real sobre la cual se erige la transformación de la vida material de los hombres y mujeres que conviven en determinado territorio. Lo trascendental vendría a ser, según el método materialista histórico, impactar en el aparato productivo de donde se obtienen precisamente los bienes materiales de la existencia. Y la manera de impactar en el modo como se producen esos bienes, es trastocar la esencia sobre la cual ha basado su dominio la burguesía, que no es otra que la de superar la propiedad privada de los medios de producción e imprimirle el signo y esencia de lo colectivo. Solo así el producto que resulta del trabajo humano dejaría de ser enajenado, y en vez de volcarse en contra de quien lo hace posible a través de su fuerza de trabajo, le posibilitaría su disfrute e intercambio en condiciones liberadoras, con el signo y esencia de lo colectivo. Una comuna corre el riesgo de desmoronarse como simple aparato político si no orienta su accionar hacia el impacto colectivo de su economía. Para ello deberá asentarse en el dominio de su territorio de manera integral, haciendo diagnóstico de sus potencialidades humanas y materiales, asumiendo de manera organizada el control de sus recursos y generando formas colectivas de propiedad y producción. De allí la importancia de, para el caso de las Comunas rurales, asumir la propiedad colectiva de las tierras productivas, sin negar las pequeñas propiedades campesinas, pero incorporándolas a un sistema armónico de producción, distribución y consumo que privilegie, en principio el consumo interno y a partir de allí, en interconexión con el resto de comunas, crear formas de intercambio solidario en base a un modelo de gestión que vaya estructurando sus productos no como mercancía, si no como alimentos, bienes de consumo desprendidos de cualquier maleficio especulativo. Producir en colectivo generará en consecuencia, conciencia de la vida colectiva, es allí donde el Comandante Chávez decía que “el espíritu de la comuna es más importante que la comuna misma”. Si bien hay asuntos de la vida social que ocupan la gestión de las Comunas y los Consejos Comunales, se creado, a nuestro entender, una desviación, sobrecargando a los líderesde las comunas con tareas que finalmente los convierten en gestores y colocando a la organización social como soporte de funciones que la pesada burocracia del estado no puede sobrellevar, al trasladar de manera parcial estas funciones, a veces sin mucho margen para toma de decisiones, se crean conflictos en las comunidades que socaban la credibilidad del proyecto comunal. Pero cuando se plantean aspectos trascendentales relacionadas con el control de áreas de producción que pudieran ser asumidas desde la propiedad comunal, los aplazamientos y torpedeos a este ascenso son tan evidentes y a veces se despachan con el argumento de que dichas áreas tiene carácter estratégico y que por lo tanto, el poder popular no está preparado para este paso. Precisamente la esencia de una revolución socialista estriba en la posibilidad de que el pueblo organizado, con su capacidad creadora vaya asumiendo el control del aparato productivo estratégico de una nación y no las elites que finalmente se convierten en gendarmes de la propiedad privada ya sea del estado o de una determinada clase social. Los ejercicios de gestión colectiva en la producción son pequeñas escuelas hacia el salto definitivo que debe dar el pueblo hacia una toma definitiva del poder político. La formación de cuadros que vayan entendiendo su tarea revolucionaria es fundamental en esta etapa, combinando aquí las destrezas políticas y la elevación de las capacidades técnicas que hagan cada vez más optimos los procesos productivos. Esta orientación deben asumirla con integridad quienes pasen a ser parte de los Consejos Comuneros, principalmente la vocería que ha de activarse en el Consejo de Economía Comunal, estos camaradas deben ser ante todo estudiosos de la economía política para que vayan ejerciendo cada vez con mayor claridad su papel de vanguardia en esta área vital. Entendiendo estos aspectos vamos abonando el terreno para el advenimiento de lo que hemos denominado el Estado Comunal, categoría que merece capítulo aparte en esta serie de reflexiones que desde el marxismo aspiramos abordar para estar a la altura del desafío de la revolución venezolana en estos tiempos. Barquisimeto,agosto 2014.

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