AMERICA DEL SUR: CONFLICTO, RESISTENCIA Y PODER
Revista Insurrección 330, 23 Julio 2012
Con un territorio de 17 millones de
kilómetros cuadrados, que incluye la Amazonía-Orinoquía y una población
aproximada de 400 millones de habitantes, 130 millones de ellos pobres,
Sudamérica está configurada por doce repúblicas.
Vivimos
en una de las regiones más ricas del planeta, vecinos del país
imperialista más poderoso y somos un pueblo rebelde que quiere ser
independiente, soberano y autodeterminado. Esta condición conlleva una
construcción social y política marcada por el conflicto y la
resistencia.
A varios niveles se da esta realidad. Cuba inició la
senda de la verdadera independencia, que varios gobiernos del área, por
la vía de la democracia burguesa han seguido, con diversos matices,
ritmos y profundidad.
Nuestros pueblos, desde el ámbito de lo
local, van construyendo poder popular y sentando las bases para una
sociedad diferente, que se expresa en el mejoramiento humano, en la
participación de los pobladores y pobladoras, en confrontaciones con el
poder constituido.
Ya es un sentido histórico la democratización
de las sociedades en Sudamérica. Es una tendencia que nuestros pueblos
han asumido y que de manera cada vez más consciente luchan por su
construcción, defienden lo alcanzado.
Fuimos su patio trasero
En
Suramérica el imperialismo yanqui ha mantenido por más de un siglo, con
el uso de la fuerza gobiernos obedientes a sus designios e intereses.
Se cuentan por decenas los golpes de Estado, las dictaduras, los fraudes
y las imposturas, con los cuales los Estados Unidos mantuvieron en el
poder a las oligarquías que les era funcional para la exacción de
nuestros recursos y el control político de nuestras tierras.
Las
embajadas yanquis son verdaderos focos de subversión y control,
agenciadoras del terrorismo, tapaderas de la CIA y otros organismos de
inteligencia, lugares donde se han planificado y planifican las acciones
más aleves contra nuestros pueblos. Los embajadores funcionan como
verdaderos Procónsules, que disponen de poderes otorgados por la
oligarquía lacaya, que por siglos ha gobernado nuestras Repúblicas.
Un
instrumento eficaz fue la Escuela de las Américas. 65 mil oficiales de
las fuerzas castrenses de todo Latinoamérica pasaron por ahí. Solo en
Ecuador, por ejemplo, hay tres mil de esa especie y son los que ahora,
desde su condición de retiro, conforman buena parte de la
contrarrevolución más agresiva al gobierno que dirige el Presidente
Correa.
Otro dispositivo de subversión y ocupación fueron y son
las bases militares. En la actualidad son doce visualizadas en
Suramérica. Ubicadas precisamente en países con fuerte resistencia
histórica de sus pobladores: Colombia, Perú, Chile y Paraguay. Su
dislocación militar en el Caribe y Centroamérica hacen parte de un
dispositivo de cerco estratégico, de control electrónico y de puntos de
avanzada para acciones de envergadura, incluso contra países africanos.
Hacen parte de su acción envolvente global, de su plan en curso de
Asalto al mundo.
En este tiempo histórico aparece en creciente
magnitud el soft power o poder suave, nueva doctrina altamente eficiente
en países de Europa Oriental y en países árabes, donde han derrocado
gobiernos y dictaduras, situando gobernantes más proclives o funcionales
a los planes yanquis. Combinada aquí esta modalidad con un poco de
fuerza han logrado derrocar los gobiernos progresistas de Fernando Lugo
en Paraguay y el de Manuel Zelaya en Honduras.
Aparecen nuevas
funciones en viejas agencias gubernamentales yanquis como la Usaid y la
NED, que se han convertido en una CIA abierta y descarada. Actúan a
plena luz del día, de frente, financiando la subversión y la
conspiración contra los gobiernos más democráticos. Así es en Ecuador,
Bolivia y Venezuela. Ellos combinan todas las formas de lucha.
Transformación y nuevos tiempos
La
gran lucha regional por la democratización política y económica, por la
defensa de la diversidad cultural, de la multietnicidad, son parte de
la ruta emancipatoria que se construye desde diversos esfuerzos, en la
búsqueda incesante por encontrarnos, por ser nosotros mismos, por
avanzar en la construcción de nuestras propias formas de organización,
nuestra juridicidad y nuestras estructuras de poder y de solidaridad.
Una
respuesta regional, se viene construyendo con la nacionalización de las
YPF en Argentina, de los yacimientos de litio en Bolivia, la
profundización de la independencia nacional en Venezuela, los acuerdos
multipolares con China, Irán, India, Rusia y Europa. La ruptura del TIAR
por los países de la ALBA y la consolidación del Consejo de defensa de
UNASUR.
Brasil con sus posiciones nuestroamericanas, su
desarrollo económico, que la instala dentro de una de las diez economías
más importantes del planeta, se ubica como líder natural de los
procesos de unidad regional y hemisférica. De ahí el papel fundamental
del proceso de integración económica Mercosur, con Brasil, Argentina,
Paraguay y Uruguay ahora con la entrada de Venezuela, una de las
principales potencias energéticas de la tierra; se convierte en un
ariete de soberanía e independencia.
Es un gran bloque económico que sustenta el gran bloque político de Unasur.
La resistencia continúa
Hay
procesos de histórica resistencia, que en la coyuntura riegan los
campos y ciudades con sudor, sangre, persecuciones y encarcelamiento.
Pueblos originarios, estudiantes, Mineros, pobladores urbanos, mujeres,
Campesinos, intelectuales, obreros. Son los sujetos transformadores en
pie de lucha.
Un ejemplo es Chile, donde este 2012 el pueblo se
mueve con la justa resistencia de los estudiantes por una educación
gratuita y de calidad, por quebrar el modelo impuesto por el dictador
Pinochet, aún vigente.
Los Mapuches, la mayor etnia ancestral del
país, con una población de 600.000 habitantes, con su lucha por librar
sus territorios, que una vez fue un país - con el cual Chile celebró un
armisticio- ocupados en un 95% por la bota militar y las
multinacionales. La población de Aysén en rebelión contra la exclusión y
en oposición a las cincos centrales hidrográficas que el régimen
pretende construir en la Patagónia. Los mineros y los pobladores por la
renacionalización del Cobre, principal producto chileno.
Los
conflictos principales los encabezan movimientos sociales anti minerías,
que se oponen a las explotaciones mineras a gran escala planificadas en
nuestros doce países. Al transcurrir del 2011 se establecieron 160
casos de enfrentamientos por minerías. Países de tradición minera como
Perú, Chile, Argentina, son los que más choques registran: 30 en el
Perú, 15 en Chile, 30 en Argentina respectivamente. En Ecuador se
reportan 4. En Colombia, el terrorismo de Estado, con su brazo
paramilitar, causó un gran desplazamiento y asesinó decenas de líderes,
abriendo camino a la entrada de las transnacionales mineras Canadienses,
suizas, yanquis e hindúes.
Dos ejemplos son Perú y Ecuador.
Ollanta Humala llegó a la Presidencia, precedido de las esperanzas del
pueblo, que lo consideraba el hombre capaz, de enrumbar al país por los
caminos del bienestar, la justicia social y la soberanía; sin embargo ha
firmado contratos mineros desventajosos por la suma de 50 mil millones
de dólares. La bandera contra la minería a Cielo abierto, es la lucha,
que une a los ambientalistas, movimientos sociales, progresistas, por
impedir la explotación minera irresponsable a gran escala, pues
contamina y agota los recursos de agua dulce, por ejemplo en la región
de Cajamarca contra el proyecto Conga que hace parte de la extensión
minera de la empresa Yanacocha, propiedad de la transnacional Newmont
Minnig Corporation donde luchan.
En Ecuador los grandes
conflictos se avecinan y se escenificarán cuando se inicie la
explotación minera a gran escala. En enero de 2008 tuvo lugar, la
primera movilización de rechazo a la minería a gran escala. En 2011 van 4
conflictos por el extractivismo. Uno de los orígenes de los conflictos
es que no se cumple el derecho de las comunidades a ser consultadas e
informadas.
Estos conflictos en Ecuador al igual que en Bolivia
expresan la gran contradicción entre la necesidad ingente de recursos
económicos por parte de los gobiernos para implementar políticas
públicas versus la defensa de la Pacha Mama y los intereses locales de
las comunidades.
Resistencia y Poder
El
cambio de época se siente en América del Sur. El proceso integrador
bolivariano es una realidad y es cada vez es más profundo. Su carácter
independentista lo convierte de hecho en un proyecto antiimperialista y
esto conlleva la reacción yanqui.
La liberación de nuestros
pueblos ha costado centenares de miles de mártires. Al mismo tiempo gran
experiencia en luchas y combates. Sabemos defendernos, desde la lucha
contra el imperio español hasta ésta, por la independencia definitiva.
Son cientos de años levantando las banderas de la dignidad, la libertad,
la independencia y el deseo de vivir en paz.
Nuestros pueblos están decididos a ser independientes y soberanos y eso es inmodificable.
Los
pasos gigantes que estamos dando, las potentes construcciones que hemos
alcanzado, muestran que en verdad, la tendencia histórica de la
resistencia se va convirtiendo en poder y que éste es popular o no lo
es.
RUMBO AL ESTADO COMUNAL